La pataleta de los aliados de Morena en la coalición “Juntos haremos historia”, PT y PES, no hizo mella en el partido pejista que mantuvo la decisión de quedarse con todas las candidaturas disponibles, hiriendo el ego de sus pigmeos socios que esta semana se declararon en rebeldía advirtiendo que competirán individualmente.

La fractura en la alianza morenista parece irreversible, ya que los líderes del PES y PT amagaron en más de una ocasión que se bajarían de la coalición si no se respetaban las candidaturas que les correspondían por acuerdo cupular, protesta que fue bateada por el capitán de la coalición.

Después de un par de semanas de intensos jaloneos, finalmente los aliados de Morena anunciaron la ruptura definitiva culpando del hecho al líder moreno local, José Luis Pech Várguez, a quien acusan de gandallismo a pesar de que todos los candidatos fueron palomeados con el visto de la dirigencia nacional.

Hernán Villatoro Barrios –enquistado en la dirigencia estatal del PT– confirmó que ya iniciaron ante el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) el procedimiento para dejar sin efecto el acuerdo de coalición para registrar a sus propios candidatos a alcaldes en los 11 municipios, aunque aclaró que mantendrán su apoyo a la candidatura presidencial de López Obrador, aunque la motivación de los damnificados sea desinflada por las dimensiones de la descortesía.

El pequeño detalle es que la coalición fue formalizada tanto a nivel nacional como local y las dirigencias estatales no se mandan solas, por lo que además de los impedimentos legales para que PES y PT se vayan por la libre con sus propios candidatos está por verse si sus líderes nacionales atienden la rebelión infantil.

En Morena andan muy relajados porque sus aliados no representan nada electoralmente, más allá de sus dos o tres figuras con calidad competitiva. Por el contrario, el PES y PT al salirse de la coalición en el afán de imponer a como dé lugar a sus candidatos, corren el riesgo de quedarse con las migajas que caigan de la mesa morena.

La coalición se transformó en colisión en el Caribe, pero sin aparentes efectos en la carrocería del partido dominante en la complicada alianza.