¿Contrapesos o guerra sucia?

El primer tercio de la administración de Carlos Joaquín González ha sido poco ordinario...

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El primer tercio de la administración de Carlos Joaquín González ha sido poco ordinario, entre estabilizar las finanzas estatales y darle un nuevo rumbo a la administración pública transcurrieron dos años, pero en ese tiempo ha quedado la impresión en el ambiente público de que los contrincantes no están en los partidos opositores, sino entre los mismos integrantes del gabinete.

Por ejemplo, un allegado muy cercano a la presidenta municipal de Othón P. Blanco, María Luisa Alcérreca Manzanero –sustituta de Luis Torres Llanes, que llegó al poder por el Partido Acción Nacional y de la Revolución Democrática- reveló al escribiente que justamente los regidores del PAN y PRD intentaron chantajear a la munícipe, exigiéndole 200 mil pesos cada uno para asistir a la sesión en la que esta rendiría su segundo y último informe de gobierno la semana que concluyó, encontrando la aludida mayor apoyo entre los regidores de partidos que se supone son se oposición.

La integración heterogénea del grupo gobernante a nivel estatal ha generado también pugnas constantes, recuérdese la rebelión entre los “De la luz” contra los “Martín Azueta”, “Ricaldistas” contra los del “Grupo de los Ramos”, y hasta el berrinche de estos últimos contra los “Chanitos” y la guerra sucia entre panistas que ocasionaron fuertes enfrentamientos por las candidaturas en el proceso electoral pasado y que, en la misma perspectiva de los ex candidatos ocasionaron pérdidas mayores a las que ya se preveían con la fuerza de morena y el ahora presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

Apenas pasado el proceso electoral, las triunfadoras en Benito Juárez y Solidaridad, Mara Lezama Espinosa y Laura Beristáin Navarrete, respectivamente, se reunieron por separado con el mandatario estatal y aseguraron que su origen partidista no impedirá la coordinación administrativa; lo que no dijeron –porque sería una abierta mentira- fue que no existiría competencia política y que en aras de esa pugna competitiva mostrarían posturas contrarias a los deseos del gobernante estatal. De eso se trata ser contrapeso.

Ahora bien, la fuerte declaración de la futura alcaldesa solidarense en contra de la entrega del C4 al gobierno estatal tiene que ver más con el reclamo a su homóloga saliente, Cristina Torres Gómez, a quien ha señalado constantemente de obstaculizar el proceso de entrega-recepción, de esconder información y de ser, en suma, factor de pugna en lugar de concordia, y eso que Torres Gómez debiera asumir la regiduría que alcanzó, al perder su intento de reelección; pero además, aunque de una postura disidente se tratase, ¿no es el rol político que le corresponde? ¿acaso se esperaba sumisión y obediencia, cuando el origen partidista de los gobiernos es diferente? ¿por qué señalar esa lógica postura y no reprobar los “traspiés” que los integrantes del gabinete del gobierno estatal se ponen entre sí, cuando debieran trabajar todos en pos de un mismo objetivo?

Al final de esta semana ocurrirá la transición en los once ayuntamientos quintanarroenses, y en realidad arrancará también el proceso electoral local 2019 que culminará con la renovación del Congreso local, y si las pugnas internas continúan al interior del gabinete, será mayor el daño que los contrapesos políticos abiertos, pues Morena gobernará a la mayoría de los quintanarroenses desde antes que concluya 2018, sólo falta que se adueñe del Congreso local, cuyo riesgo de perderse radica más entre los enfrentamientos internos que en los partidos “de enfrente”, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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