El mando único y la guardia nacional

La principal razón para establecer el mando único estatal, es la realización conjunta de acciones...

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La principal razón para establecer el mando único estatal, es la realización conjunta de acciones entre los diferentes cuerpos de seguridad, y aunque aún hay resistencias de algunos ayuntamientos, parece que el objetivo se cumplirá en breve; sin embargo, surge ahora la incógnita con respecto a la coordinación que deberá establecerse con la llamada Guardia Nacional, pues aunque aspiracionalmente se tiende a la operación armónica, muchos son los ejemplos nacionales de enfrentamientos entre corporaciones que responden a mandos diferentes.

De acuerdo al discurso oficial, la semana anterior debió quedar instituido el mando único policial en Quintana Roo, lo cual no se logró, pero además, a finales de la misma el mandatario estatal, Carlos Joaquín González, declaró –con respecto a la Guardia Nacional- que en el estado habrá coordinación, pero no subordinación; mientras que el coordinador estatal de Programas Sociales, Arturo Abreu Marín, afirmó que la entidad tendrá “doble blindaje” con la operación de la señalada guardia y las corporaciones locales agrupadas en el mando único.

Sin embargo, si en el análisis se incluyen las posturas de los municipios y la opinión hasta ahora conocida del gobierno federal con respecto al mando único policial, el “tablero de actores” está completo y sus acciones permiten entender que en el entorno puede haber voluntad de coordinación, pero las resistencias también están presentes, tanto de los municipios hacia el estado como de este hacia la Federación y entonces el “doble blindaje” aducido por el delegado del gobierno federal puede derivar en acciones desvinculadas y ahí surge el riesgo siempre presente entre corporaciones, la desconfianza entre ellas, los señalamientos de corrupción entre unas y otras; y por supuesto de manera institucional la dificultad para acabar con actitudes y acciones ilegales entre algunos de sus elementos.

Lo que debiera ocurrir entonces, en las siguientes semanas, es que las posturas se clarifiquen y las acciones se concreten, que los ayuntamientos acordes con el mando único se reúnan y establezcan protocolos iniciales, que la Guardia Nacional, su representante estatal y el delgado, en su caso, marquen públicamente la línea de coordinación estatal, pues hasta en lo discursivo hay desvinculación; pero todos juntos públicamente, de cara a la población, pueden mandar un mensaje alentador… por cierto ¿y en qué rol quedan los dos mil 500 elementos de la Policía Militar que ya patrullan en la entidad? ¿Entrarán al mando único estatal? ¿Son ya parte de la Guardia Nacional? Dudas que deben despejarse en los días siguientes.

Sin duda, el tema de seguridad ha marcado la actual administración estatal –como lo han hecho la arribazón de sargazo y la estabilización de las finanzas-, pero no solamente por el disparo en la incidencia delictiva, sino porque sus causas y consecuencias han merecido el diseño e instrumentación de acciones; obviamente, la permisibilidad que hubo en los últimos once años, generó el crecimiento exponencial de los grupos delictivos y su reacción ha sido proporcional a la fuerza de combate; por ello es que el actual momento es importante, si tantas voluntades ya confluyen para combatir la ilegalidad, falta entonces la coordinación, ¿de plano es tan difícil? ¿Otra vez la política por encima de las necesidades? Así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra.

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