¿Y después del informe?

El gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, ha cumplido con la entrega de su tercer informe...

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El gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, ha cumplido con la entrega de su tercer informe al Congreso local, pero lo relevante no es el acto en sí mismo –no debiera ser, por lo menos, para los responsables de la administración pública-, sino la revisión que se haga al documento entregado, la contrastación del discurso con los resultados tangibles, y, por supuesto, la corrección de lo que haga falta para concretar los objetivos planteados por la administración, ¿pero hay órganos revisores?

Porque el auditor superior del estado, Manuel Palacios Herrera, últimamente ha andado más preocupado por mantener el cargo, declarando “como que no quiere la cosa” que su trabajo ha estado apegado a la norma y que la revisión de las cuentas públicas de los organismos gubernamentales se ha hecho puntualmente, esto, cuando los diputados de Morena –ahora mayoría legislativa- han adelantado que solicitarán su remoción, al igual que la del fiscal general del estado, Óscar Montes de Oca. Habrá que ver si realmente lo hacen, porque facultados legalmente sí están, de hecho, es responsabilidad del Legislativo su designación y destitución.

Pero aún más, con los pleitos al interior de la bancada morenista y dado que faltan por integrarse las comisiones legislativas, los diputados no han insinuado siquiera fechas para citar a los funcionarios estatales a comparecer para ampliar información de la glosa entregada por el mandatario quintanarroense. El tiempo se les está yendo y además en la semana que corre, la titular de Hacienda estatal, Yohanet Torres Muñoz, entregará el paquete de ingresos para 2020, mismo que deberá analizarse a detalle para coordinarse con el Ejecutivo, para establecer a detalle las fuentes de las cuales el gobierno local obtendrá los recursos para el siguiente año fiscal.

¿Aún no es suficiente? Bueno, pues que además de las cuentas del Ejecutivo, la XVI Legislatura deberá revisar las que entreguen los organismos públicos descentralizados y autónomos, y ahí los temas se pondrán bastante álgidos, particularmente en las paraestatales que generan ingresos, no sólo ejercen presupuesto. Si la revisión es a detalle, pudieran establecerse estrategias para un mejor aprovechamiento de los recursos públicos, pues hasta ahora, independientemente de la administración estatal en turno, la Auditoría Superior del Estado ha rendido informes al estilo de “ni se ganó, ni se perdió, sino todo lo contrario”.

Recapitulando, habrá que estar atentos si en la semana que inicia los diputados instalan las comisiones y definen fecha para revisar la glosa, establecen un calendario de comparecencias, si desde ahora revisan la gestión del auditor superior y determinan su permanencia o remoción; pero sobre todo, habrá que ver la capacidad que muestran para hacer la diferencia, de coadyuvar en la profesionalización de la administración pública, de hacer efectivo, en suma, el ejercicio de cogobernar.

Por cierto, a la mitad de la gestión, falta también conocer los ajustes que el mandatario estatal hará a su gabinete –si los hay- y si esto ocurrirá después de realizadas las comparecencias legislativas que se determinen; no vaya a ocurrir que citen a alguno que sea “invitado” a salir, y quien acuda sea alguien que esté apenas en su “curva de aprendizaje”; el tiempo corre pues, el insumo de análisis ya les fue entregado, la palabra la tienen ahora los diputados; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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