La ambición hunde al PRI

Sin tomar conciencia de la mala condición del PRI y del complicado escenario que...

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Sin tomar conciencia de la mala condición del PRI y del complicado escenario que enfrentarán en la próxima campaña electoral, la virtual candidata Tricolor a la alcaldía capitalina, María Hadad Castillo y su “equipo” de campaña han provocado un conflicto dentro del partido al querer asegurarse posiciones de poder en la planilla cuando aún no han ganado nada.

El exceso de optimismo está afectando la visión de la propia Mary Hadad, que si bien es una candidata competitiva los malos números del Tricolor la colocan en franca desventaja ante su rival de la coalición PAN-PRD-MC, Fernando Zelaya Espinoza, quien cuenta con todo el respaldo del actual gobierno municipal y estatal, y el “moreno” Hernán Pastrana Pastrana, impulsado por el efecto López Obrador que se percibe más fuerte que nunca.

La rebatinga está a todo lo que da dentro del PRI capitalino, tanto que el dirigente municipal, Martín Muñoz Tun, prefirió hacerse a un lado de la dirigencia para no convertirse en víctima de las circunstancias en un partido que no ha sabido comprender su papel de opositor; por momentos los priistas se desplazan como partido dominante y no asimilan su humillante realidad.

La disputa principal es por la sindicatura, la secretaría general, la tesorería y las primeras regidurías, que pretenden acaparar la presidenta estatal en funciones del partido, Alondra Herrera Pavón y el grupo de la diputada federal Arlet Mólgora Glover, quien quiere imponer a como dé lugar en la planilla a su esposo Miguel Pérez Cetina.

Las ambiciones han generado inconformidad en muchos de los sectores priistas que nuevamente se sienten desplazados por “los de siempre”, abriendo la posibilidad a nuevas rupturas que serían fatales.

Porque el PRI –o lo que queda de él– está lejos de recuperarse de la tunda de 2016, y sin el respaldo oficial del que siempre gozaron con recursos siempre a su disposición, su única posibilidad de triunfo recae en mantener la unidad de sus estructuras y liderazgos.

Los priistas capitalinos –empezando por su candidata– deben hacer un ejercicio de conciencia para reconocer su debilidad, y a partir de allí diseñar una estrategia que les permita mantener la cohesión en la batalla y tal vez, solo tal vez, tener una posibilidad de ganar en un panorama que está en “chino Zelaya”.

De otra manera, si se dejan ganar por una ambición con falso sustento y echan por tierra acuerdos y negociaciones con los diversos grupos Tricolores, lo único que conseguirán es una amarga derrota y un par de regidurías de consolación.

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