El impacto electoral de las aprehensiones de políticos que participaron en el desastroso gobierno de Roberto Borge no es algo intrascendente, ya que ha refrescado el coraje de un significativo porcentaje de electores contra esa pestilente etapa de nuestra historia. El PRI es raspado por las aprehensiones y liberaciones de subordinados de Beto Borge –como la del suertudote Ercé Barrón– y puede ser golpeado sin clemencia en sus partes íntimas.

El efecto Pepe Meade –o más bien defecto– irá de la mano con el tema de los prisioneros e impunes del borgismo, debilitando al ejército tricolor en gran parte de los frentes; mucho ayudará a este partido la postulación de figuras ajenas al manto amistoso de Borge o que hayan tenido una relación a distancia que los libre de pedradas, como es el caso de la chetumaleña María Hadad Castillo, su inminente candidata a la alcaldía capitalina.

Los panistas ya decidieron que su diputado local Fernando Zelaya Espinoza será el gladiador en la batalla por la capital, mientras los morenos ya tienen enfilado como candidato al ex alcalde chetumaleño Hernán Pastrana Pastrana. Los tres son muy competitivos, con sus flancos vulnerables que serán pinchados con mayor insistencia en la campaña.

La posición negativa del PRI puede ser aprovechada por Morena y aliados si juegan con estrategia en la batalla por los municipios, conteniendo sus ambiciones que han salido a flote.

En Solidaridad, es muy probable que José Luis Toledo Medina, Chanito, sea candidato de la coalición integrada por Morena, PT y Encuentro Social; de ser así, el ex Presidente de la Gran Comisión del Congreso local tendría pie y medio en la alcaldía, ya que al poderío de esa candidatura se suma el huracanado factor Peje Obrador.

En Isla Mujeres esa coalición puede sorprender con el fichaje de Eduardo “Wato” Peniche como candidato a la alcaldía, apedreando la recámara del priista Juan Luis Carrillo Soberanis, quien persigue la reelección y marcha como favorito. Ni la candidatura de la panista Atenea Gómez Ricalde –cuya madre Alicia Ricalde Magaña insiste en el plan de meterla en el negocio de la política– tendría tanto veneno en los colmillos.