La isóptica

Cuando escuchamos la palabra isóptica tal vez no entendamos de qué están hablando, pero es algo que nos beneficia o empeora un espectáculo...

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Cuando escuchamos la palabra isóptica tal vez no entendamos de qué están hablando, pero es algo que nos beneficia o empeora un espectáculo, y puede hacer la diferencia en muchos sentidos.

En el campo arquitectónico, la isóptica se define como la curva trazada para lograr visibilidad de varios objetos, y está formada por los lugares ocupados por los observadores.

El ojo humano tiene un campo visual de 180º, a diferencia de algunas tecnologías, pues pueden variar según el tipo de lente que se use.

Por ello el ojo humano es simplemente mágico. En cualquier tipo de sala para espectáculos, la isóptica contempla el trazo de un graderío para una perfecta colocación de las butacas y así la buena visibilidad del público; un verdadero traje a la medida en cada proyecto. Tenemos la isóptica vertical y la horizontal. En la vertical se buscan las alturas o desniveles adecuados para las rampas y gradas, y es necesario tomar en cuenta la antropometría (estudio de las proporciones y las medidas del cuerpo humano) de la población, además del mobiliario que se colocará, o si los espectadores estarán de pie, y un sinfín de detalles.

Y en la isóptica horizontal se determina el ancho de los asientos y el reglamento que rige el uso del sitio por las autoridades.

Y debo aclarar que también se debe tomar en cuenta el tipo de espectáculo que se llevará a cabo, pues esto cambia la forma de la distribución.

La isóptica también nos ayuda a la mejora acústica del recinto de una manera sustancial, obvio tomando en cuenta otros factores como el sonido a emitir, la frecuencia, además de la absorción del material con que se recubrirán los muros del espacio, controlando el sonido producido en el interior y evitar que salga y/o que entre algún sonido externo.

Como podrán darse cuenta la isóptica no se ve, pero al sentarnos en un cine, un teatro o cualquier centro de espectáculos se ve y se siente a profundidad.

De ahí parte de la fama de lugares como el Teatro Colón de Buenos Aires, en Argentina, y de Carnegie Hall, en Nueva York; la Sala Netzahualcóyotl, en la Ciudad de México; el Berliner Philharmonie, en Berlín, y muchas otras. Hasta la próxima semana.

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