La mega escultura, de Hendricks a Carlos Joaquín

La mega escultura de la bahía de Chetumal no ha sido inaugurada y la fecha precisa para su debut no ha sido deslizada...

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La mega escultura de la bahía de Chetumal no ha sido inaugurada y la fecha precisa para su debut no ha sido deslizada. Estamos ante una obra colosal que ha abarcado cuatro períodos gubernamentales a partir del chetumaleño Joaquín Hendricks Díaz, abarcando los de Félix González Canto, Roberto Borge Angulo y Carlos Joaquín González, último en recibir la obra inconclusa y tan manoseada como pirámide de Egipto convertida en obelisco.

Una reata de rancho impide el acceso a la mega escultura de la autoría de Sebastián que dormita como elefante blanco en el Mar Caribe, a la vista de gran parte de los chetumaleños que desprecian la obra artística y arquitectónica por sus malos antecedentes y porque su parto se ha prolongado excesivamente desde hace 12 años.

Como Secretario de Infraestructura y Transporte (Sintra), Jorge Portilla Manica tiene la indeseable encomienda de supervisar la culminación de la mega escultura en el abandono y cuyo elevador no cumple con las rigurosas condiciones de seguridad.

El otro platillo con pimienta es la inconformidad de Sebastián por la alucinante adulteración del producto que nos entregó tlacuache por liebre, debido a la chambona intervención de albañiles que cumplieron instrucciones emanadas de altos burócratas borgistas, tan ignorantes como autoritarios.

La presión la tiene ahora Jorge Portilla, porque esa cosa blancuzca que ofende a la bahía no puede esconderse bajo el tapete casero y con el paso de los días se retuerce más violenta en el vientre materno, implorando la labor de parto.

                                                  Huevos de anaconda

La procuración de justicia nunca debe ser tibia ante la ponzoña delictiva que ha incorporado los secuestros en nuestra zona sur. No caben las interpretaciones legaloides destinadas a dar coscorrones a los malvados, cuyos primeros ataques deben ser enfrentados por una Fiscalía General que esté del lado de las víctimas y sus familias.

Procuración e impartición de justicia deben ir de la mano para apartar de las calles a quienes hacen daño a los inocentes, quienes casi en su totalidad no confían en las instituciones porque asumen con descaro el papel de cómplices de la maldad.

El secuestro no debe ser solapado, porque la anaconda tendrá sus huevos en nuestro desamparado sur.

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