La mesa y el mantelito

Hace unos días, al escuchar un programa de radio en el que algunos colegas respondieron a dos preguntas...

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Hace unos días, al escuchar un programa de radio en el que algunos colegas respondieron a dos preguntas muy puntuales: “¿Qué arrojó y qué fue lo mejor de 2022?” y “¿Qué se espera para 2023?” (Quizá las preguntas aquí presentadas no son exactas) de inmediato saltó mi respuesta: “Lo mejor, que terminara el gobierno de Carlos Joaquín”.

Y con ello, quizá lo más trascendente del año pasado, fue el triunfo de la primera mujer en gobernar la entidad, hoy en manos de la comunicadora Mara Lezama Espinosa, y lo fue no sólo por el cambio de género en el mando, sino porque nuevamente Quintana Roo se rige por una misma línea, un mismo camino trazado con la federación, ambos emanados de Morena.

Importante sí lo es, trascedente también, faltará ver si es benéfico. Hasta hoy, no puede caber duda que esa relación abierta entre gobernadora y presidente ha redituado con creces a favor del estado, pero –y aquí saltan las cochinas dudas-, no por ello se puede entregar la entidad a un hombre con más intereses que el Fondo Monetario Internacional.

En eso, créalo, hay que ser extremadamente cuidadosos y cortar uñas, si es necesario.

La experiencia dicta que siempre será relevante que el gobierno del estado y el federal sean emanados del mismo partido, tomando en cuenta el excesivo centralismo que históricamente ha regido esta nación, es decir, las decisiones y los apoyos se deciden allá, en el centro y normalmente se favorece a los “gobiernos amigos”.

No es noticia recordar que el gobierno del estado, el de Mara Lezama, está económicamente colgado de lo que haga la federación, de las ayudas que brinde el gobierno de AMLO a Quintana Roo. Y lo está, no por falta de oficio de Mara Lezama y su gobierno, no, lo está por la descomunal deuda que dejaron los tres últimos gobernadores: Félix González, Roberto Borge y Carlos Joaquín.

La misma Mara Lezama lo resumió así en corto: “Señores, la mesa es de este tamaño, y nosotros tenemos sólo este mantelito”.

Por ello es que la gobernadora no ha cejado, incluso desde antes de tomar el poder, de gestionar, de tocar las puertas que sean necesarias, en busca de apoyo federal. De ahí las magnas obras, ya muy cacareadas y que todo el estado conoce. Pero, Lezama sigue empeñada en conseguir más, y por eso en días recientes fue con autoridades de la SEP y de la SICT, cuyos titulares le abrieron las puertas y la escucharon con atención.

Hasta ahí todo suena a pedir de boca.

Sin embargo, habrá que estar muy atento ante las posibles facturas que, cabe decir, si hay alguien que sabe cobrarlas y bien, ese es Andrés Manuel López Obrador, presidente que ha demostrado no sólo tener un especial interés en el estado, sino una obsesión que ya genera sospechas, siendo ésta una de las dos o tres entidades que más ha visitado, en especial, durante el último año.

Lo cierto es que no sólo en materia económica, la gobernadora Mara Lezama depende del gobierno de AMLO, cuando faltan menos de dos años de culminar, sino también en la política, pues si las obras realizadas se cumplen a cabalidad y dan los resultados esperados, este gobierno se va al cielo ante la mirada de la sociedad. En caso contrario, si se retrasan, si no cuentan con la calidad necesaria y/o sobre todo, que el presidente pretenda cobrarse facturas, el barco haría agua.

Seguiremos atentos.

Por lo pronto, ¡viento en popa!

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