Los curbatos forman parte de la historia de Chetumal

Servían para captar y depositar el agua de lluvia que se utilizaba para beber y para las actividades diarias de las familias.

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Jorge Carrillo/SIPSE
CHETUMAL,Q.Roo.- Los refranes o dichos en México son el reflejo de una sabiduría popular acumulada con el paso del tiempo, en esta capital existe uno muy conocido que afirma: “Quien toma agua de curbato se queda o regresa a Chetumal”. Aunque los curbatos originales construidos de madera al estilo inglés ya no existen, este dicho perdura a lo largo de los años como parte de nuestro folklor verbal, de nuestra cultura, afirmó el cronista vitalicio de Chetumal, Ignacio Herrera Muñoz
 
En entrevista recordó que en el antiguo Payo Obispo hoy Chetumal las casas eran de madera y como parte de la infraestructura las casas contaban con curbatos para captar y depositar el agua de lluvia que se utilizaba para beber y para las actividades diarias de las familias.
 
Estos curbatos eran fabricados de maderas finas como el ciprés lo que le daba un sabor especial al agua, recurso que en aquel entonces no se ofrecía por el gobierno como un servicio, sino que los habitantes tenían que recogerlo de las lluvias y que por lo tanto cuidaban, comentó.
 
Herrera Muñoz rememoró que luego del huracán Janet (1955) en los tiempos del Presidente de la República, Luís Echeverría Álvarez (1970-1976) e incluso antes a estas tierras llegó un sinnúmero de gente de otros estados del país, principalmente de Michoacán, Jalisco y Veracruz para reconstruir y poblar la zona.
 
Desde entonces, dijo, la población local acuñó la frase que advertía a los visitantes el hecho de que si tomaban o habían tomado agua procedente de curbatos se quedarían o muy pronto regresarían a vivir en Chetumal.
 
Lo cierto, mencionó Herrera Muñoz, es que en esta capital en ese entonces habían muchas oportunidades de desarrollo para los pobladores: madera, comercio, servicios, esta tierra estaba virgen y había muchas cosas por hacer y por construir, mencionó.
 
Hoy en día, lamentó, los curbatos ya no existen y los pocos que quedaban no fueron conservados por falta de interés de las autoridades, pero el dicho se conserva como parte de nuestro folklor verbal, de nuestra cultura.
 
 

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