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Al estrenarse la película “Los sonidos de libertad”, llegó una avalancha en las redes sociales para desprestigiarla; a pesar de todo el esfuerzo para que la población no la viera, fue récord en taquilla en los Estados Unidos, y volvió a colocar en primer plano al mundo tan desgarrador de la pederastia, el tráfico de niños. Siendo un tema que muchos prefieren no hablar.

Lo que es una realidad son los 8 millones de niños desaparecidos en el mundo cada año, es decir 22,000 cada día, en otras palabras 917 niños cada hora desaparecen.  Tan solo en Europa desaparecen 270,000 niños a los que se les pierde el rumbo por completo, uno cada 2 minutos.

Esto es un gran cáncer en nuestra sociedad, urge hablar de esto en películas como esta que abre los ojos, para ver la punta del iceberg de lo que sucede, con los niños en todo el mundo. Muchos ven el tráfico de niños y adolescentes como un negocio. Y está creciendo en un 500% al año.

Mucho más que el de la droga. La droga se vende una vez, y el niño se vende 5 veces al día, durante los 7 días de la semana, los 365 días del año.

Además del dolor que sufren los padres, los familiares de los niños desaparecidos. A estos se les daña en su ser más íntimo para toda la vida.

Estos negocios funcionan en todo el mundo, gracias a los clientes, y como sociedad nos hemos acostumbrado a verlos allí; hombres y mujeres que buscan niños para divertirse, sin importar el daño causado a estos pequeños. Los niños pagan con su propio cuerpo, sufren privación de su libertad, son exhibidos como mercancías, es una vida esclavizada.

A nadie nos gustaría que nuestros hijos vivieran eso. En muchas ocasiones hay adultos con hijos de esas edades que buscan y compran estos servicios; de los niños más desprotegidos, para terminar, verlos como un mero objeto de placer.

La dignidad de todas estas chicas y chicos es la que está en juego, están atacando el tesoro más preciado de todo ser humano: su dignidad. Las heridas provocadas en el alma de estos niños y niñas, son de por vida.

Sound of Freedom” por su nombre en inglés, es una película que invita a la reflexión, a dar un salto cuantitativo como seres humanos, para ser más dignos, y tratar a cada ser humano con la dignidad que se merece.

Saber que los niños y niñas están allí, no por gusto, sino porque fueron vendidos, robados, engañados, arrancados de sus familias, están en contra de su voluntad. Todos los niños y niñas tenían sueños, anhelos de una vida digna, crecer, estudiar…; sin embargo, alguien les truncó sus sueños, destruyó su inocencia.

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