La miseria democrática del PAN en Quintana Roo salió a relucir recientemente con las cuestionadas elecciones internas celebradas en siete de los 11 municipios del estado, donde la dirigencia estatal se empeñó en imponer el estilo priista con dóciles “candidatos de unidad” afines al grupo del dirigente estatal Juan Carlos Pallares Bueno.

Y como el alumno siempre supera al maestro, los mojigatos del PAN perdieron todo el pudor y dejaron en un rincón sus cacareados principios políticos para poner en práctica todo un baúl de marrullerías que sorprendió a los priistas, tan acostumbrados a la guerra puerca en sus elecciones internas.

Porque ni siquiera en el PRI se habían visto las estrategias arrabaleras que usaron los panistas del grupo dirigente para asegurar su triunfo, llegando incluso al vandalismo ¡en contra de sus propios militantes!

Y las víctimas de estas aberrantes prácticas no fueron soldados rasos, sino panistas con prestigio y trayectoria, como Miguel Martínez Castillo, subsecretario de asuntos jurídicos de la Secretaría de Gobierno y miembro del Consejo Estatal del PAN, quien en su cuenta de Facebook manifestó su profunda decepción por la pérdida de rumbo del blanquiazul y evidenció, con fotografías, un inaceptable e infantil acto vandálico.

El día del proceso de elección en el municipio capitalino, Miguel Martínez se encontró con el portón de su casa encadenado con candado en un intento de impedirle acudir a ejercer su derecho al voto, acto vergonzoso que fue recurrente durante toda la jornada.

Esto escribió en su Facebook el panista chetumaleño, en cuyas venas corre la sangre del enorme Miguel Martínez Martínez, un líder de aquella oposición soñadora y con principios inquebrantables:

“Lo del domingo fue sólo la demostración de hasta dónde puede llegar el uso, abuso y manejo perverso del poder para favorecer a un grupo. La construcción y venta de la novedosa idea de las "planillas de unidad" o de las imposiciones demeritando el debate de ideas y la negociación legal, son hoy los nuevos ingredientes que han sustituido a aquellos debates de altura, las reflexiones sobre qué papel nos toca hacer en el gobierno y con la sociedad, en cómo formar ciudadanos libres y pensantes, en un mismo sentido. Ese PAN se endureció y se volvió alimento rechazado de las nuevas generaciones que, a muy temprana edad, siguen los pasos de quienes son sus mentores”, escribió en la red social el ejemplar panista.