La vergonzosa tibieza del Gobierno Federal con Maduro

Siempre México se ha cuidado de no colocarse del lado equivocado de la historia...

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Siempre México se ha cuidado de no colocarse del lado equivocado de la historia. Alinearse con los villanos nunca termina bien. Obviamente se argumenta que los bandos están inventados por terceros y que el veredicto de quién obra bien o mal no es derecho de uno.

Es válido; pero siempre he creído que no hay mejor brújula moral que la ética, ésta nos obliga a sopesar el efecto sobre los seres humanos de las acciones o las personas. Con eso debe bastar para poner al Dictador de Venezuela Nicolás Maduro en el lado que le corresponde. Coquetear con algo tan aberrante como la tiranía venezolana de este cruel tirano y su ejército de narcopolíticos es muy lamentable. Y sí, es coquetear no alinearse con los que lo repudian.

No condenar al gobierno de Maduro con la falacia de la “no intervención” es una vergüenza para la larga tradición de comportamiento honorable de México en la escena internacional. La decencia y el decoro del servicio exterior mexicano son un ejemplo a seguir por muchas naciones. No tenemos mucho servidor público ni instituciones de que enorgullecernos últimamente y para colmo una de las últimas se va sigilosa del lado de la dignidad y el honor para voltear la espalda a la ignominia.

La excusa cobarde de no condenar la tragedia de nuestros hermanos venezolanos es que condenar la tiranía de Maduro o participar en bloques de sanciones resultaría en mayor sufrimiento para el pueblo venezolano. La aberración de tal afirmación es infinita y es una de las peores excusas ante una acción que nos baja del pódium de los honestos. Hay mil maneras de ayudar al pueblo venezolano que no implican hacer silencio ante el sátrapa asesino que los oprime.

Venezuela no necesita limosnas, Venezuela necesita un bloque de amigos que se una para ayudar a su pueblo a zafarse de semejante calamidad y los ayuden a prosperar. No ayuda al pueblo venezolano ni lava la sangre de los miles de asesinados por las huestes chavistas que nos hagamos pato ante esto. El aislamiento de México a la condena mundial de la tiranía de Maduro y sus sicarios es una de los peores síntomas de nuestro nuevo gobierno, opacado por la crisis del suministro de gasolina y ante rumores de coqueteos para sacar tajada de la sangría petrolera que ha hecho a la patria de Bolívar este circo de simios descarados que lo mancillan.

México nunca debe beneficiarse de la tragedia de otro pueblo y no debe ser socio comercial en el drenaje de los recursos de una nación. Bastante se han llenado la boca de que las trasnacionales desangran a México sin prueba alguna para irnos nosotros a desangrar descaradamente a Venezuela en contubernio con el más macabro experimento social de la historia del continente. El régimen de Maduro debe ser extirpado de nuestra América como el tumor maligno que es y voltearle la cara y poner la mano para recibir algo es apoyar el fascismo.

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