La primavera venezolana resulta en una escuela para dictadores
Los pueblos que no se suben al tren de la esperanza en los primeros vagones quedan condenados...
Los pueblos que no se suben al tren de la esperanza en los primeros vagones quedan condenados a más años de dictadura y a una labor mucho más ardua y probablemente más sangrienta que lo que han pasado sus afortunados colegas recién liberados.
El tristísimo caso de Cuba que no hizo por liberarse de la tiranía con el fin del bloque socialista de Europa del Este es el ejemplo de la falta de empuje de los pueblos y de la consecuente perfección del mecanismo de perpetuidad de poder por parte de los sátrapas.
Los Castros hicieron una cuidadosa autopsia en su momento de la cadena de eventos que desencadenaron el fin de la gallina de los huevos de oro de los subsidios socialistas a su insostenible economía. Llevaron la experiencia del derrumbe de las dictaduras a un nivel de academia y tomaron una serie de medidas que aún hoy en día aplican con pasmosa meticulosidad. Una de las más usadas es el bloqueo total a cualquier tipo de sociedad civil independiente; en este caso llevan este método al nivel de jamás permitir ningún tipo de expresión ni siquiera individual que no esté de acuerdo a sus normativas.
La más reciente perfección a este macabro plan es el decreto ley 349 que incluso impide cualquier expresión artística pública que sea llevada a cabo por artistas o actores no registrados en los organismos oficiales.
Otra precaución es el cuidarse de no dejar nacer un movimiento unificado. Han llevado el refinamiento del bloqueo a reuniones de la disidencia a niveles de persona a persona. Cada uno de los integrantes de los movimientos democráticos son fichados uno a uno cuidadosamente y reprimidos de la manera más brutal incluso a los niños de su familia. Han logrado impedir, de manera efectiva, cualquier iniciativa de unificación de los diferentes movimientos y al mantenerlos dispersos la voz de los mismos se pierde.
La más eficaz herramienta es, por otro lado, jamás permitir el surgimiento de una figura que sea identificada como cabecilla de un movimiento nacional democrático, pasaron años aterrorizados por la figura del genial Oswaldo Payá Sardiñas que, usando las propias herramientas de la constitución de Fidel Castro, puso en jaque la legalidad del sistema de una manera tan brillante que les obligó a rehacer la Constitución.
Carismático ganador del premio Sajárov y candidato a Nóbel de la Paz era una espina infectada en el pie de la dictadura. Semejante líder era demasiado peligroso y fue eventualmente eliminado en un sospechoso accidente. En el caso de Venezuela, la propia condición del régimen chavista ha permitido, muy a su pesar, la existencia de una sociedad civil opositora, oprimida pero vibrante, a pesar de aplicar la fórmula cubana de la eliminación o silenciamiento de los líderes, es imposible evitar el surgimiento de otros como una hidra con la cabeza cortada.
A la larga, la negativa constante de Hugo Chávez de radicalizar el régimen de acuerdo a las indicaciones de La Habana sembró su propio fin. Mientras los pueblos puedan reunirse libremente, serán salvados. Vigilemos nosotros nuestra libertad de asociación y prensa con celo, es nuestro salvavidas.