Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Su mirada se fue perdiendo con sus palabras en el momento que recordaba  la traición de algunos de sus compañeros que para él fueron pieza clave del detrimento del conflicto  magisterial.

Emmanuel Basurto, un maestro de primaria que en el inicio de la lucha magisterial participó en la primera marcha el 15 de abril de 2013 en la que más de 300 maestros se reunieron y caminaron del parque de la Corregidora, mejor conocido como el “Crucero” a la Plaza de la Reforma en Benito Juárez, comentó que denunciaban los desvíos de dinero de la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC) ante el incumplimiento de pago a los seguros a terceros institucionales y al Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Fovissste).

El 13 de junio iniciaron las primeras jornadas de lucha contra la Reforma Educativa en la que se esperaba a más de dos mil docentes pues se convocó también a otros municipios de la entidad. Para Raúl Trejo Mena, un profesor de secundaria el movimiento tuvo que replantearse en aquel momento porque no se veía clara la lucha. “Mientras que a unos les preocupaba la reforma educativa otros solo veían las cuestiones laborales”. 

Maricruz Carrillo Orozco, maestra de educación especial y miembro del segundo Comité de Lucha Magisterial en la parte negociadora, mencionó que la organización fue muy difícil porque los ánimos estaban desbordados por la respuesta inédita de parar sus clases y salir a la “lucha”. 

En el mes de septiembre se incrementó el número docentes en las calles y cuando el movimiento tenía mayor la mesa negociadora anunció que el gobierno estatal impuso el regreso a las aulas a cambio de que la comisión continuara en las negociaciones pero la base lo rechazó rotundamente.