En el marco del aniversario 26 de Solidaridad, autoridades municipales y estatales destacaron el crecimiento poblacional de entre 22 y 25% en el octavo municipio durante muchos años; tanto así, que dio origen a Tulum, el noveno de los 11 en Quintana Roo.

Ello justifica una población cercana a los 400 mil habitantes, lo cual se correlaciona con los más de 6 millones de turistas por año, quienes ocupan los más de 38 mil cuartos hoteleros en total (tiene más que Cancún). Esas cifras mantienen al corazón de la Riviera Maya con uno de los porcentajes de desempleo más bajos de México: no más de 2%.

Pero esa bonanza encierra una paradoja difícil de comprender y de aceptar, por injusta. Porque si bien aquí comprobamos estas tendencias con la mancha urbana estirándose no sólo en Playa del Carmen, sino también en Cancún o en la mismísima isla Cozumel, los representantes de la Federación aplican criterios que desfavorecen.

Por ejemplo: tanto en la asignación de presupuesto federal, como en el cálculo de los delitos de alto impacto (homicidios dolosos, entre otros) por cada 100 mil habitantes, Quintana Roo es perjudicado por la subestimación poblacional con censos o dígitos desfasados.

Es que no contemplan en el gobierno federal los índices de crecimiento demográfico por arriba del promedio, ni a la población flotante, ni mucho menos la recepción continua de visitantes durante todo el año. Los 20.3 millones del año pasado también demandaron servicios y fomentaron, por otra parte, la expansión de la población flotante o llamada “de paso”.

La plataforma Semáforo Delictivo Nacional publicó su más reciente reporte de incidencia delictiva calculando la tasa de homicidios dolosos en 19.2 por cada 100 mil habitantes durante el primer semestre. En el apartado Semáforos Estatales, la misma página muestra números que no corresponden a la realidad, pues se basa en el censo de 2010.

Con base en las proyecciones del Conapo, para este 2019 tendríamos una población de un millón 700 mil habitantes, aproximadamente, con lo cual la tasa de homicidios dolosos se reduciría a 18.8 por cada 100 mil habitantes. Así, no se sobredimensionarían las estadísticas que impacta negativamente en diversas materias.

Esta disparidad se constata en Solidaridad, como ha sucedido en Benito Juárez y pronto será Tulum, el otro de la zona norte que empieza a concentrar la explosión demográfica, con sus inevitables efectos colaterales.

Cuando llaman al “orden”, debieran pensar en iniciar por ajustar las cifras.