El Congreso será a modo

Mañana 3 de septiembre se instalará la XVI Legislatura de Quintana Roo. Independiente del fallo...

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Mañana 3 de septiembre se instalará la XVI Legislatura de Quintana Roo. Independiente del fallo legal de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación respecto de la multicitada plurinominal, la correlación de fuerzas y el equilibrio de poderes se estableció hace tiempo. Es decir, no era necesario confirmar a los 25 para pronosticar desde mucho antes que será un Congreso sensato, aunque no pocos dirían dócil.

Se previó desde el inicio con los ganadores, y tal idea se fue consolidando debido a las diferencias entre los de Morena en el bloque mayoritario por el nombramiento en la coordinación y los desacatos a sus referentes inmediatos, lo cual minó no solamente la compactación, también una estrategia que empezaba a fraguarse en torno a la agenda.

Después la misma idea de la sensatez se asimiló cuando fueron definiendo a los coordinadores que conformarán la Junta de Coordinación Política, y en un plano más amplio también al poder en su conjunto. Porque son personajes conocidos, que ostentan experiencia legislativa o han formado parte del “sistema”. Y quienes no tienen tales activos, son precisamente dos o tres que permanecerán aislados o tutelados por la mayoría.

Basta recordar los nombres: Roberto Erales (PT), Hernán Villatoro (PT), Pedro Pérez (PRD), Carlos Hernández (PRI), Gustavo Miranda (PVEM), Eduardo Martínez (PAN), Cristina Torres (PAN), Lili Campos (PAN), José de la Peña (PVEM), Tyara Schleske (PVEM) o José Luis Toledo (MC), por citar algunos. Si se ratifica a Édgar Gasca (Morena), la hipótesis se fortalece.

Es que muchos han sido diputados, presidentes municipales o servidores públicos en ciertos niveles (inclusive otros no citados en el párrafo anterior), por lo cual conocen mejor que todos, tanto el juego de los contrapesos, como la importancia de los consensos. Así, la diatriba pudiera tener cabida, sí, aunque acotada. Tímidos y complacientes, serán conocidos más temprano que tarde.

¿Significa que el Legislativo estará supeditado al Ejecutivo? No. Para eso sirve la política, y son tiempos distintos. Lo que sucederá, casi con certeza, es que si algunos díscolos meten ruido, serán silenciados por quienes han preferido la prudencia o la negociación; esta última, ineludible en esas alturas, sobre todo porque cohabitarán tres años, con elecciones en 2021 para los ayuntamientos y en 2022 para la sucesión estatal, con todo lo que implica.
Algo no deben olvidar: cumplir a la sociedad. Ello, sin condiciones.

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