Un cambio justificado

Circula la idea sobre un aparente cambio en la política comunicacional del gobernador...

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Circula la idea sobre un aparente cambio en la política comunicacional del gobernador Carlos Joaquín, o al menos en su forma de expresar ciertos asuntos de interés prioritario. Con ganas de encontrarle sentido, ello justificaría sus declaraciones y propuestas en los más recientes actos públicos, donde no solamente ha fijado una postura firme ante la oposición, sino frente a los demás poderes y niveles.

De ser real, lo que no se sabe es si obedece a una maniobra de fondo o se debe a hechos coyunturales que obligan, al gobierno en su conjunto, a responder como lo está haciendo. Cabe explicar: por un lado, el recorte en el “gasto federalizado”; la ausencia de obra visualizada en el paquete fiscal federal 2020, y la todavía confusa promoción turística que le compete al gobierno de la república, la cual afecta aquí sobremanera.

Por el otro, un Poder Legislativo local desarticulado (opositor en el papel) y dos de tres gobiernos municipales de Morena en crisis (Solidaridad y Othón P. Blanco) que configuran una atmósfera enrarecida, por lo que, jerarquizar los temas, es tan estratégico como ocupar los vacíos de poder y golpear la mesa cuando corresponde.

El gobernador lo estaría haciendo. Una, porque comenzar la mitad de su mandato con un panorama así puede estropear los planes mayores, o sea los intereses supremos de la entidad, no solamente de quienes ganan una elección. Dos, porque se trata de política y el poder no se comparte, sino que se ejerce. Con elecciones en 2021 y 2022, suena lógico empezar a hablar más fuerte ante los tímidos. Tres, porque si hay un trato injusto de la Federación a Quintana Roo, cuando menos debe advertirse.

Joaquín González ha sido protagonista en lo del Pacto por el Turismo, luego en el Foro Forbes de la Ciudad de México y después en el Congreso del estado con su discurso lleno de mensajes políticos, para propios y extraños. En todos los espacios ha señalado, pero también ha propuesto; y eso lo atribuyen a ese supuesto cambio en la política comunicacional.

Evidentemente se asoman motivaciones para reclamar: basta mirar los rubros afectados por el inminente “tijerazo” en un contexto poco halagüeño. Aunado a ello, en un tiempo propicio de su encargo, vale insistir, cuando suele haber modificaciones en el gabinete. Pero en el fondo, lo que menos puede hacer es advertir y proponer, como lo hace.

Mientras tanto, los demás actores en el estado no saben qué ni cómo responder. Es lo peor. Él, sigue en lo suyo.

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