La Jugocopo refleja caos

La inestabilidad en la Junta de Gobierno y Coordinación Política está asociada a los problemas...

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La inestabilidad en la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo, para muchos) está asociada a los problemas internos de los partidos políticos y a las alianzas entre estos. Así, la gama de intereses, proyectos, ambiciones y rivalidades, rumbo a los comicios de 2021 y 2022, se proyecta en el máximo órgano del Poder Legislativo, cuya formación inicial ha sido complicada.

Ello explica las discrepancias en Morena. No se sabe con certeza quién es el coordinador o la coordinadora. De acuerdo con la ley orgánica vigente (no la invocada erróneamente por ellos en el arranque) debiera ser hoy Reyna Durán Ovando, porque así ha querido un bloque mayoritario de ese grupo. Pero, como ya se sabe, los integrantes de la Jugocopo han decidido mantener a Édgar Gasca Arceo en ese lugar.

La reacción de Durán Ovando ha sido criticada no solamente por Gasca y su bloque, sino también por los supuestos aliados del Partido del Trabajo, particularmente por Roberto Erales Jiménez, coordinador de esa bancada, lo cual supone un distanciamiento entre quienes conforman “la mayoría”. Los del PVEM, socios también en el papel, miran con recelo esas diferencias, irreconciliables para algunos.

En el PAN no es distinto. En un acto sorpresivo, el todavía dirigente estatal Juan Carlos Pallares Bueno destituyó de la coordinación en el Congreso a Eduardo Martínez Arcila, quien fue amo y señor en la pasada XV legislatura, y con el que, dicen, tenía acuerdos para favorecerse mutuamente.

El fondo del cambio es todavía especulativo. Se dice que está relacionado con lo que pasó en las asambleas de ese partido en agosto, cuando Pallares no habría obtenido el apoyo suficiente de Martínez Arcila; con las investigaciones por supuestos desvíos que le imputan a este último, y con el apoyo de este mismo a Gasca en la Jugocopo. En su lugar asumió Atenea Gómez Ricalde, la única dama en ese máximo órgano y quien podría imponer por fin la sensatez necesaria.

Los dos bloques más potentes, que alternarán los tres años de periodo legislativo, exhiben riñas a casi dos meses de haberse instalado. Pero cabe insistir: en el contexto de las competencias propias de sus partidos, con renovaciones a la vista en sus respectivas dirigencias y con elecciones no tan distantes.

La Jugocopo no ha consumado los consensos más importantes ni la estabilidad que presume en pro del “trabajo”, aun cuando el rezago es ya evidente. Sobre “legalidades”, hay voces encontradas, y eso es lo peor que puede pasarle.

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