La mayoría de las reclusas en Cancún, no son de Quintana Roo y tienen entre los 20 y los 30 años y fueron detenidas por ‘farderas’, es decir, por sustraer artículos de tiendas departamentales y supermercados.

Mujeres solas que llegaron a la zona norte de la entidad en busca de un trabajo y terminaron cayendo en la desesperación por falta de trabajo, por adicciones y por conseguir más ingresos para enviar a sus familiares, al final, terminaron presas por cometer actos delictivos.

Julieta Vargas, directora de la agrupación "Mujeres Virtuosas", comentó que la mayoría de las reclusas son jóvenes, un gran porcentaje de ellas llegaron de otras entidades en busca de mejores condiciones económicas, pero se toparon con diversas circunstancias que las llevaron a robar.

"Muchas de ellas han sido detenidas por farderas, es decir por sustraer artículos de tiendas departamentales y supermercados, aunque también las hay por narcomenudeo", explicó.

Explicó que la agrupación ‘Mujeres Virtuosas’ busca ayudar a mujeres en general, visita los penales, las apoya con despensas, artículos de limpieza personal e íntima, y les proporciona un abogado para que puedan atender su caso.

Además, dijo, les dan acompañamiento emocional, con el fin de que esta mala experiencia no les afecte.

Mayoría de mujeres reclusas en el Cereso de Cancún, caen por ‘farderas’ / (Foto: SIPSE)

Comentó que les enseñan manualidades como moños, accesorios, urdido de hamaca, para que puedan mantenerse dentro de los centros de rehabilitación, incluso pueden enviar apoyo económico a sus familias, ya que, en muchos casos, estas mujeres tienen hijos en su lugar de origen, que son cuidados por sus abuelos.

Indicó que la falta de oportunidad de empleo, pobreza extrema, y la poca preparación académica para acceder a trabajos bien remunerados es el gancho que utilizan redes de trata de personas que se dedican a traer mujeres jóvenes que se encuentran en pequeños poblados de otros estados de la República en condiciones de máxima precariedad.

Por lo que estos reclutadores, se aprovechan de las necesidades, y con mentiras las traen a Cancún, Playa del Carmen o Tulum, especialmente a mujeres jóvenes o menores de edad, prometiéndoles empleos bien pagados.

Sin embargo, cuando se encuentran en algunos de los destinos del Caribe mexicano, las reclutan para acciones de la delincuencia organizada, o bien explotación sexual, quedando indefensas en un sitio que no conocen, donde es difícil su escapatoria, y tienen que aguantar estas vejaciones a su dignidad.