Armando Galera/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- La población joven es el sector de la entidad más propenso a sufrir muertes por accidentes de tránsito, agresiones y lesiones auto infligidas. Tan solo en 2019, seis de cada 10 personas de entre 20 a 31 fallecieron de forma violenta;  el alcohol fue el principal detonante.

“Desde el año 2012 se percibe esta tendencia que ubica a la juventud quintanarroense en una situación de vulnerabilidad. Hoy, una persona en este rango de edad tiene cuatro veces más probabilidad de morir por causas no naturales que un adolescente, y tres veces más que un adulto”, menciona Elizabeth Cornejo, profesora investigadora de la consultora Statista, especializada  en el tema.

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Explica que tras analizar los 2 mil 980 reportes de muertes de carácter violento del 2019 en los que estuvieron involucrados jóvenes, se reveló que el consumo excesivo de alcohol y drogas ha estado presente en el 87% de las veces.

Como ejemplo citó que de acuerdo a las estadísticas del C4 de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, los 87 casos de suicidio de mujeres y hombres jóvenes registrados en el 2019, 71 lo hicieron tras consumir bebidas alcohólicas. En cuanto a las muertes de accidentes de tránsito, 4 de cada 5 veces el o la conductora presentó grandes cantidades de alcohol en la sangre.

 “Hoy, más que nunca, los jóvenes solamente se preocupan por divertirse en el presente, así como demostrar un estilo de vida más temerario. A mediados del 2019 realizamos una encuesta de campo en Cancún y Playa del Carmen entre mil conductores en este rango de edad, para saber cuál era su opinión acerca de manejar bajo los influjos del alcohol. Ocho de cada 10 reconocieron hacerlo muy seguido, mientras que siete de cada 10 afirmaron no tener miedo de sufrir un accidente”, puntualiza la experta.

“En varias ocasiones hemos hecho hincapié en que los adolescentes de Quintana Roo necesitan urgentemente programas de apoyo psicológico u orientación desde el nivel medio superior, para fomentar comportamientos saludables desde esa edad, así como adoptar medidas para protegerlos mejor, cómo reducir el consumo nocivo alcohol o drogas y hacer hincapié en sus consecuencias”; menciona la doctora Cornejo.

Añadió que también es necesario fomentar relaciones de atención y cariño entre padres e hijos en una etapa temprana de la vida,  así como propiciar el desarrollo de aptitudes para la vida a fin de prevenir lesiones y defunciones como consecuencia de la violencia.