Gabriel del Río inculca la música en los jóvenes
El concertista imparte sus conocimientos en el Centro de Integración Juvenil.
Jocelyn Díaz/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Gabriel del Río nació en la Ciudad de México y llegó a Cancún hace cinco años, estudió la carrera de concertista en guitarra clásica, eléctrica y flamenco, en el Estudio de Arte Guitarrístico fundada por el maestro Manolo López Ramos, hermano de Marga López.
“Cuando se dio la crisis de la influenza se vinieron abajo varios negocios y la gente dejó de contratarnos, entonces empecé a dar clases hace como 10 años en las secundarias privadas como profesor de música, pero literal, me fui a la quiebra por los sueldos, tengo dos hijos, esposa y dos gatos, así que me vine para acá a probar fortuna”, dijo, ellos llegaron hace tres años.
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“En el tiempo que llevo aquí he dado clases en la academia de la CROC, en una particular, organicé un taller en el centro cultural La Pitaya, donde pagué por el espacio y posteriormente los de la CROC me conectaron con el Centro de Integración Juvenil, donde comencé a dar clases como labor social, ya que querían pagarme 100 pesos por semana, que a lo mejor me sirven, pero sabía que si mis alumnos alcanzaban un buen nivel, los logros se los iba a achacar el sindicato, así que renuncié al pago y decidí apoyar de corazón a los niños desde hace dos años como servicio social, pues a los chavos tampoco les cobro nada y lo hago con muchísimo gusto, yo pago las clases que doy aquí tocando en los camiones y en las calles”, añadió.
En el tiempo que tiene dando los conocimientos básicos a los pequeños se ha encontrado con chavos que han llegado al centro por consumo de drogas, otros que sus familiares están metidos en malos pasos y de cierta manera “trato de darles la música como alternativa para que concentren su mente en otra cosa, aunque sé que eso no los va a salvar”.
Gabriel del Río se dio cuenta que la buena música es apreciada por la gente, pues cuando tocaba en los camiones ganaba dólares y le iba muy bien, en algún momento realizó un colectivo musical llamado Mariachi Combo, formado por una violinista de conservatorio, un cantante y él con la guitarra, se subía a los camiones y bajaba con dólares; sin embargo, pensó que no era lo ideal por respeto al espacio y al turista, “sentía que les metía la música a fuerza, pues no se pueden bajar y te tienen que escuchar porque no pueden bajarse, así que decidí dejar eso”.
Al ver que el tocar en hoteles o en restaurantes no era tan fácil, debido a que ya tienen grupos establecidos y no tienen un espacio para los verdaderos músicos, decidió usar las calles como escenario y ofrecer un buen momento musical y un apapacho a los sentidos de las personas que van a comer tacos a la avenida Yaxchilán.