La resolución de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación que obliga al fiscal a desbloquear a un usuario, implica mucho más que una simple anécdota del mundo digital.

Jorge Winckler, el Fiscal General de Veracruz, debe desbloquear a Miguel León de su cuenta de Twitter por orden de la Corte, pues de acuerdo con la resolución de la misma, el funcionario no dio razones suficientes para mantener “el candadito” en la red social.

Esta resolución crea un panorama de apertura que no debe interpretarse como libertinaje, sino de libertad: si la Corte falló en favor del periodista fue porque éste no se comportó como un troll ni acosador:

“Debe dejarse claro que los comentarios o expresiones, críticas severas, provocativas o chocantes que puedan llegar a ser indecentes, escandalosas, perturbadoras, inquietantes o causar algún tipo de molestia, disgusto u ofensa de ninguna manera deben ser considerados comportamientos abusivos", dice el fallo.

Nuestro comportamiento en redes sociales dice mucho de nuestras intenciones y educación. Si deseamos que exista apertura y comunicación, la Corte nos deja en claro que no es comportamiento “trollistico” como se logrará, sino con argumentos verídicos. Recordemos que aunque suene muy divertido jugarle “al mástil más alto” en redes sociales, esto no lleva a la información, sino al chiste barato y anecdótico.

La red social es un ente casi orgánico: reacciona a los eventos con naturalidad y oportunidad, por ende, si nos la pasamos dando lata, es por demás lógico que nuestro timeline no aportará nada positivo.

Piensa rápido

¿Por qué tuvo tanto “éxito” el ataque en contra de Enrique Krauze en redes sociales? Porque el artículo publicado a una sola voz, sin más fuentes que un resentido periodista, le dio a sus opositores lo que querían leer: un relato fantástico que llena la imaginación con la palabra favorita del @GobiernoMX: conspiración.