Tiroteo en Torreón: las respuestas fáciles

Los humanos tendemos a juzgar lo que no conocemos, y en redes sociales esto es aún más profundo...

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Los humanos tendemos a juzgar lo que no conocemos, y en redes sociales esto es aún más profundo al grado de encontrar una justificación a nuestros prejuicios, disfrazándolos de verdad científica.

El tiroteo en una escuela de Torreón, Coahuila, evidenció nuevamente nuestra necesidad de encontrar culpables antes que respuestas que efectivamente nos lleven a las causas y soluciones a un tema tan espinoso.

Sin querer queriendo, el gobernador Miguel Riquelme comenzó el debate en redes sociales al destacar que el niño responsable del tiroteo portaba una camisa alusiva a un mood –eso no lo sabía él- de un juego de video. Eso fue suficiente para que por un par de días las redes sociales condenaran los videojuegos: prácticamente todos los “usuarios de a pie” se lanzaron a esta veta y sacaron “conclusiones” fáciles para comprender este hecho tan terrible.

Días después, ante los hechos consumados y la investigación, las redes sociales se toparon con que el problema distaba mucho de ser un juego: hay un trasfondo social y familiar que ofrece pistas sobre lo que posiblemente el niño sufría, lo que a la larga provocó su acto suicida. Pero, curiosamente, los usuarios que clamaron contra los juegos de video o la realidad virtual, dejaron de twittear, ¿por qué? Simple: porque la respuesta a la tragedia de Torreón ya no es sencilla, de un solo responsable.

Con este singular devenir digital debemos darnos cuenta que tristemente las redes sociales no pueden ofrecernos una respuesta a todos los hechos. Dan pistas, ideas, conceptos y detalles, pero no la respuesta que ansiosamente buscamos para entender la realidad.

Muchos usuarios comenten el error de dar por hecho lo que se lee, ve o escucha, cuando en realidad debemos tomar estos textos, fotos o videos como un elemento más a considerar, y no como la respuesta absoluta a nuestras dudas.

¿Ya regalaste tus datos personales?

Algo interesante (y triste a la vez) es notar que poco o nada hemos aprendido de Cambridge Analytica: en redes sociales circula nuevamente “test” para decirnos “que persona de Pooh somos” o si somos “chairos o fifís”. ¡Cuidado Will Robinson! Muchos, por no decir todos estos test, son una forma disfrazada de obtener tus datos personales sin necedad de robarlos.

Recordemos: nuestro inocente “sí” o “no” a una respuesta de los test puede no significar gran cosa, pero si los unes a miles de millones de respuestas, crean un patrón fácilmente medible, cuantificable y útil para la segmentación de mercado, mismo que notarás en los anuncios que veas en tus redes sociales. Luego no nos preguntemos por qué parece que el teléfono nos espía.

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