Celso Kumul, transformando cocos en obras de arte

Ha participado en varias ferias en distintas partes del país y su trabajo es reconocido.

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Uno de sus más grandes sueños es poner un mercado de artesanías. (Foto: Javier Ortíz/SIPSE).
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Javier Ortíz/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- La creatividad de Celso Mukul Caamal se aviva en cuanto observa una semilla de coco de corozo o una pieza de coco seco, y la transforma en verdaderas obras de arte.

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Empezó desde joven en el arte de las manualidades. Por necesidad trabajó un tiempo en una pequeña empresa donde aprendió el oficio. Lo abandonó unos años y se dedicó a diversas actividades en el norte del estado.

Foto: Javier Ortíz/SIPSE.

Su terruño Buenavista, siempre le llamaba a volver, pero la falta de empleo lo frenaba, hasta que se le ocurrió elaborar algunas manualidades para subsistir. Elaboró un sencillo llavero de tortuga con una semilla de corozo.

Fue lo que abrió un parteaguas en su vida, porque decidió dedicarse a la elaboración de manualidades y decidió emplear su creatividad ante la falta de recursos. Con un amigo consiguió un costal de esas semillas que le trajeron de las cercanías de las ruinas de Kohunlich, sus primeras ganancias superaron sus expectativas.

Después fueron cocos secos los que utilizó para continuar con su oficio. Les vio cuerpo de garzas, les colocó sus largos cuellos curvos de madera y picos con otras pequeñas piezas del mismo material seco. Se han convertido en los trabajos más demandados porque sirven de adorno en los jardines.

Foto: Javier Ortíz/SIPSE.

Su trabajo más económico cuesta $30 pesos al menudeo y la más cara tiene un precio de $450 pesos, pero en dólares los precios son otros, explicó.

“Comencé con mis herramientas manuales, ya tengo varios que son a base de motor y mi mesa de trabajo y ya cuento con dos trabajadores de planta. Cuando es temporada alta, contrato dos más para que saquemos los encargos”, dijo tras recordar sus inicios.

“Yo no soy comercializador, es decir, yo elaboro mis propias artesanías, no macheteo a mis compañeros artesanos para revender y es de eso que me siento orgulloso”.

“Como en todo negocio, hay temporadas de bajas ventas, pero no me desanima”.

Señaló que a pesar que varias veces estuvo a punto de “tirar la toalla”, no se arrepiente, porque sus trabajos ya son conocidos y el trabajo nunca le falta.  

Foto: Javier Ortíz/SIPSE.

Uno de sus grandes sueños es concluir un mercado de artesanías que hace dos años pretendió instalar en las afueras de la comunidad, sobre la carretera federal. “Mi intención era crear un espacio donde puedan acudir artesanos de todas las comunidades que lo requieran, porque yo sé lo que es no tener un punto de venta seguro, además que somos privilegiados por la gran cantidad de turistas que viajan hacia el sur del estado o hacia el norte”.

Sin embargo, quedó a medias, porque los recursos se agotaron y las palapas que con grandes esfuerzos construyeron, terminaron cubiertos de maleza. Tocó puertas pero no encontró el apoyo requerido. A pesar de ello, dijo que no se siente desanimado y en la primera oportunidad volverá a insistir sobre ese proyecto, que para él significa mucho, porque es una forma de ayudar a los artesanos que como él tienen que vender sus trabajos de manera ambulante.

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