De las entidades del sureste del país, Quintana Roo fue la mejor posicionada en el rubro de calidad laboral, quedando tan sólo un par de puntos porcentuales por debajo de otras entidades punteras del país como Nuevo León y Querétaro.

El Índice de Calidad y Competencia de la Ocupación Estatal (ICCOE), elaborado con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, detalla que, gracias a las obras federales como el Tren Maya y el Puente Nichupté, pero sobre todo al crecimiento sostenido de la actividad turística, Quintana Roo pasó de la posición 14 a la 10 en tan sólo seis meses.

Lo anterior, al obtener 67 puntos de 100 posibles considerando factores como sueldo, jornadas laborales, prestaciones, trabajadores insertados en la economía formal, desocupación y seguridad en el empleo.

Como ejemplo se encuentra el tema de sueldos: el estado fue el único del sur que desde el 2022 registra aumentos sostenidos en su salario promedio, pasando de 6 mil 120 pesos en el 2022, a 9 mil 350 para el primer trimestre del 2024, lo que representa un 24% más que el salario mínimo.

Aunque el Caribe Mexicano resaltó por encima de Yucatán, Campeche, Tabasco y hasta Chiapas, también estuvo cerca de Nuevo León, que tuvo una calificación de 72 puntos, ocupando el cuarto puesto general. Aunque aún muy lejos de Jalisco, que registró 85.5 puntos porcentuales.

El reporte destaca que Quintana Roo fue la entidad de la región que mejor aprovechó las obras federales. Como ejemplo, citó Tabasco, donde a pesar de que se destinaron 17 mil millones de dólares para la construcción de la refinería de Dos Bocas, esto no detonó la generación de empleos de calidad.

O como Oaxaca, que a pesar del proyecto del Corredor Interoceánico, aún no registra una mejor calidad de vida para su población económicamente activa.

Mientras que Quintana Roo, con el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional de Tulum, logró capitalizar empleos bien remunerados que mejoraron las condiciones de vida de casi 32 mil trabajadores.

Sin embargo, aún languidece el estado en temas como subocupación, es decir, personas que tienen necesidad de trabajar más tiempo de su ocupación actual, y que afecta a 59 mil 038 personas.

Sucede lo mismo en la informalidad que, pese a los esfuerzos de los tres niveles de gobierno, aún aglomera a 428 mil 250 habitantes.