En las comparecencias de funcionarios ante el Congreso Estatal, para ampliar la glosa del primer informe de gobierno, los diputados no lograron ejercer un contrapeso efectivo de poderes y solo demostraron, una vez más, sumisión al gobernante en turno, tal y como se ha visto desde 1974.

En Quintana Roo, esta supervisión se ha convertido en una mera formalidad sin consecuencias reales, y esta XVII Legislatura morenista no es la excepción.

Lo que presenciamos es una especie de pasarela de moda, donde los funcionarios suelen salir como “Juan por su casa”, sin ofrecer respuestas concretas ni asumir responsabilidades, porque no hay diputado que les haga frente.

La comparecencia de Pablo Bustamante Beltrán, secretario de Bienestar de Quintana Roo, fue el colmo de esta farsa, puesto que el funcionario sólo miraba por encima del hombro a los diputados. 

 Y es que, a pesar de que su dependencia maneja millonarios recursos, su presentación duró apenas 10 minutos. Además, su actitud durante la comparecencia fue grosera, y no mostró disposición para responder preguntas de los diputados que al final solo agacharon la cabeza.  

Bustamante se mostró reacio a responder sobre los registros de beneficiarios de los programas del Bienestar, argumentando que él confía en la buena fe de las personas, a pesar de que estos programas son especialmente susceptibles a malversaciones y abusos.  

 El verdeecologista dejó en claro que no le importa hacer algo por transparentar ni mucho menos por poner candados en los programas, por algo ha de ser.

Se vanaglorió de que existe una investigación de la Contraloría del Estado sobre el uso inapropiado de las tarjetas "Mujer es vida". Lo dijo muy orgulloso, como si él hubiera detectado esa irregularidad, pero en realidad la denuncia se interpuso sólo después de que los medios de comunicación divulgaran la malversación, en un escándalo sin precedentes. 

Pablo Bustamante se rehusó a hablar sobre temas ajenos al informe de gobierno; claro, nunca iba a responder sobre los gastos de la publicidad que llevan su imagen y que se encuentra plagado por toda la ciudad de Cancún.

La comparecencia de Bustamante Beltrán demostró una vez más la falta de efectividad de los diputados locales para ser un verdadero contrapeso del Ejecutivo, como debería de ser.

A quien no le fue nada bien fue al secretario de Educación de Quintana Roo (SEQ), Carlos Gorocica Moreno, a quien sólo la diputada priista le cuestionó del porqué no se han concluido obras de remodelación y ampliación en al menos cuatro escuelas de Playa del Carmen y una de Cancún.

Así también por qué no se han concluido y entregado seis escuelas de nueva creación, de las cuales dos corresponden a Tulum y cuatro a Cancún, cuyo monto de inversión fue de más de 69 millones de pesos.

Carlos Gorocica Moreno mencionó que el principal retraso se ha dado debido a que los trabajos del Tren Maya en Quintana Roo ocupan mucha mano de obra, lo que genera una condición “muy difícil” para que las empresas cumplan con las metas de construcción en las escuelas.

Pero también salpicó al director de Control y Seguimiento de Obra del Ifeqroo, Aldo Castro Jiménez, a quien le echó la culpa de no responder un exhorto que emitieron los diputados hace 10 meses, y al sol de hoy no ha sido contestado.

Con diputados y funcionarios locales así, ¿A dónde vamos a ir a parar?