Pasando de la palabra a la acción, los candidatos a alcaldes en el municipio capitalino, Fernando “El Chino” Zelaya Espinoza (PAN-PRD-MC) y Manuel Valencia Cardín (PES) solicitaron formalmente al Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) la organización de un debate entre los aspirantes a presidir el Ayuntamiento othonense, elevando el calor de la contienda.

Y es que cuatro de los cinco candidatos de la capital han manifestado su deseo abierto de participar en este ejercicio, aunque solo Fernando Zelaya y Manuel Valencia dieron el paso de entregar la solicitud formal hasta el momento, aunque se espera que los demás sigan sus pasos.

Porque en redes sociales tanto el candidato independiente, Julio “Taquito” Velázquez Villegas, como la priista María Hadad Castillo, han hecho pública la intención de debatir en igualdad de condiciones con sus rivales, por lo que la organización debiera ser mero trámite.

El único candidato que ha hecho mutis respecto al debate es Hernán Pastrana Pastrana, de Morena, sin embargo no participar sería un suicidio político en plena campaña por lo que seguramente también le entrará al reto.

Ante el ánimo mostrado por los candidatos, la responsabilidad ahora recae en el Ieqroo, que no ha dejado buen sabor de boca en la organización de debates políticos, acumulando toneladas de desprestigio en este proceso tan competido.

El Instituto Electoral deberá procurar tener un debate afín a la era de apertura y libertad que se vive en la actualidad, evitando la tentación de imponer un formato de moderación rígido destinado a limitar la discusión y la confrontación entre los aspirantes, pero que termina por matar el ejercicio.

En los antecedentes más recientes, los debates del Ieqroo han sido producidos y transmitidos por el Sistema Quintanarroense de Comunicación Social con una tasa de éxito muy moderado ya que la televisión oficial tiene un rating de menos cero. Ahora, con la herramienta de las redes sociales y el auge de medios televisivos y digitales alternos al estatal también el Ieqroo deberá ajustarse al principio de máxima difusión utilizando las plataformas tecnológicas para garantizar que la mayor parte de la población capitalina tenga acceso a la transmisión.

Los funcionarios electorales tienen que poner manos a la obra a la voz de ya sin excusas, porque los 38 días que restan de la campaña se van como un suspiro.