Desafortunadamente en México aun existen una cantidad enorme de partidos políticos que solo existen como partidos familiares, partidos franquicia o partidos de un pequeño grupo de personas que se han estado beneficiando desde hace años del dinero del pueblo para darse una vida de lujos desproporcionados.

Ahora bien, con los resultados de la pasad elección dos partidos relativamente menos malos que otros están ya en proceso de desaparecer al no haber conseguido el número de votos que marca la ley para mantener su registro, en este caso se trata del Partido Encuentro social y Nueva Alianza. Otros institutos políticos como el de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano y Verde Ecologista de México (PVEM) estuvieron nominados a desaparecer, pero lograron salvarse aprovechando las deficiencias legales.

 

Lo cierto es que desde hace tiempo que los partidos políticos han dejado de representar a los ciudadanos; su distanciamiento y falta de credibilidad social es algo tan preocupante como urgente de resolver, y aun con la desaparición de los partidos arriba mencionados creo que seguimos teniendo todavía un exceso de ellos lo que representa anualmente un dispendio insultante de recursos para mantenerlos funcionando.

Los partidos políticos son funcionales para otorgar agilidad y centralización o dirección en las decisiones públicas, pero también puede funcionar como un instrumento de corrupción y acciones contrarias al interés social. Los partidos parásito, familiares, franquicia o cupulares deben democratizarse o desaparecer sin duda alguna para dar paso a nuevos partidos que realmente representen a grupos sociales importantes. Muchos ciudadanos se sienten incluso secuestrados en el ejercicio de sus derechos por unas organizaciones que monopolizan el poder, controlando tanto el poder legislativo como todos y cada uno de los niveles de gobierno.

                             

La elección de hace unos días dio muestra del hartazgo de la sociedad mexicana con el sistema de partidos políticos y con la partidocracia; castigó al PRI al punto de casi desaparecerlo; rechazó en casi su totalidad a la alianza histórica PRI-AN, zarandeó al PAN y dio un rotundo apoyo al candidato de la izquierda.

Los partidos aprovechan lo ambiguo de la Ley: Y se valen de que la Ley General de Partidos Políticos, en el artículo 94 se establece; "No obtener por lo menos el tres por ciento de la votación válida emitida en alguna de las elecciones federales ordinarias para diputados, senadores o presidente de los Estados Unidos Mexicanos, tratándose de un partido político nacional, o de Gobernador, diputados a las legislaturas locales y ayuntamientos, así como de Jefe de Gobierno, diputados a la Asamblea Legislativa y los titulares de los órganos político-administrativos de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México, tratándose de un partido político local, si participa coaligado”.