En los últimos tiempos, la demanda de agua ha crecido por el aumento de la población mundial. Una sola persona utiliza 300 litros al día de agua diarios. El problema es la falta del recurso para satisfacer la demanda. Este problema se está acelerando por el aumento del uso de agua dulce y por el agotamiento de la cantidad disponible para consumo humano. Aunque la escasez también puede deberse a causas naturales, las actividades de la humanidad son la que están produciendo una crisis hídrica por contaminación ambiental, conflictos armados, desperdicio, mala distribución y uso irracional. No debemos olvidar que el problema de la falta de agua es una de las crisis que en la actualidad afecta a gran parte de la población mundial, derivada del uso irracional e ineficiente de las fuentes de aprovisionamiento y falta de saneamiento. 

Según estadísticas de la Semarnat, este problema afecta a alrededor de 2,800 millones de personas, dando como resultado que más de 1,300 millones no tengan acceso a agua potable en el mundo. De igual manera se estima que el 70% del agua dulce se destina a la agricultura, dejando poco volumen para otras actividades. No debemos olvidar que sólo el 0.007% del agua existente en la Tierra es potable. En Yucatán la mayor proporción se encuentra en el subsuelo, ya que carecemos de ríos, lagos y lagunas (salvo en Yalahau). La Península de Yucatán tiene una gran reserva hídrica en nuestros cenotes, cuya extracción y aprovechamiento son difíciles. Los últimos  reportes de la Seduma indican un alto grado de contaminación del acuífero, sobre todo de la capital yucateca, lo que ya puso a trabajar a diferentes instancias para resolver  la situación. El agua corre con destino al mar y la costa ya presenta también contaminación. 

Las principales consecuencias del problema de la escasez de agua son: incremento de la pobreza, insalubridad, falta de higiene y saneamiento ambiental, enfermedades y agentes patógenos, deterioro de la calidad de vida. La contaminación de los mares es un problema que no se ha podido solucionar desde hace más de 100 años y se debe a la exportación de productos y a la acción de las personas. No debemos olvidar que nuestras playas tienen potencial económico y turístico y son muchas las familias que dependen de este recurso. Hagamos nuestra parte y evitemos en la medida de lo posible este deterioro.