Una seguidilla de actos desatinados e inoportunos en una parte de la oposición da cuenta de la posible claudicación prematura frente a la 4T en Quintana Roo. Algunos ejemplos: la morenista Mary Hernández, de Felipe Carrillo Puerto, logra reunir, sin mayor esfuerzo, a ex presidentas y ex presidentes del municipio, aunque, en teoría, son rivales. Con la excepción de José Esquivel, el antecesor, acudieron a la cita para tomarse fotos.

En el Congreso del Estado las diputadas adversarias a los grupos dominantes aprueban iniciativas y leyes clave que benefician al movimiento de la llamada transformación. Salvo una que otra maniobra, los de Morena, el Verde y el PT, marcan la pauta definitiva.

Lo mismo pasa en ciertos Ayuntamientos, donde algunas morenistas ponen incluso más resistencia a los acuerdos que representantes del PAN o de Movimiento Ciudadano, por citar dos partidos sin pacto entre ellos a la fecha y que debieran presentar plataformas distintas para derrotar a sus oponentes.

Le llamarán "madurez", pero no lo es. Algunos voceros de esos partidos en desventaja hablan de hipocresía y "palerismo" al referirse a militantes de sus partidos o de su misma alianza en formación, aunque en el fondo se disparan al pie porque levantar la mano durante las votaciones, sin fijar postura crítica ni proponer otras opciones a lo que pretenden los gobiernos de la 4T, no solamente refleja falta de ideas sino probable sumisión. 

De cara a un proceso histórico como el de 2024, -año de las grandes batallas- dicho comportamiento sumamente dócil no beneficia a sus proyectos alternativos.

¡Pónganse las pilas! Tanto en el ámbito nacional como local, Morena lleva libre la batuta.

Desorbitado

La Comisión Permanente del Congreso de la Unión declaró el miércoles -día que sesiona- la constitucionalidad de la reforma llamada “3 de 3”, la cual deberá publicarse en el Diario Oficial de la Federación para ser ley en vigor. Es cuestión de horas o días. Ya está en marcha el proceso.

Será aplicable en los comicios federales del 2024. El logro es simple y contundente a la vez: ninguna persona agresora sexual, deudora alimentaria o culpable de violencia de género podrá contender para un cargo de elección. Tres causales que, aun cuando siempre fueron votadas a favor por la mayoría en las Cámaras, no todas ni todos las apoyan. El consenso pleno en ese castigo, nunca llegó. Así de sorprendente.