Para combatir el cambio climático, un whiskey de una sola malta
Me encantaría ser como esas ostras escocesas a las que se les ha solicitado beber whiskey como parte de su trabajo...
Me encantaría ser como esas ostras escocesas a las que se les ha solicitado beber whiskey como parte de su trabajo en favor del planeta y de la humanidad.
Existen ciertas cosas que no podrían haber tenido un nombre más apropiado, como sucede con el whiskey. Esta palabra se deriva de un término gaélico que significa “agua de vida”, así que resulta curioso que hoy, los residuos que se generan en la fabricación de esta singular y sabrosa bebida, puedan tener una contribución en la limpieza de contaminantes del medio ambiente, y el combate al cambio climático.
Las ostras, son organismos que se alimentan por filtración, y se ha encontrado que pueden purificar hasta doscientos litros de agua diariamente.
Adicionalmente, sus arrecifes forman complejas estructuras en el lecho marino, que se constituyen en un hábitat muy valioso para la vida de muchas especies en los océanos. Si esto ya de por sí es algo significativo, una investigación ha mostrado que las ostras tienen el potencial de capturar dióxido de carbono (CO2). Si esto se confirma y comprueba, entonces podrían convertirse en un aliado importante en la lucha contra el cambio climático.
Durante siete años, el Proyecto de Mejora Medioambiental de Dornoch, conocido como DEEP por las siglas de Dornoch Environmental Enhancement Project, ha estado trabajando en la reconstrucción de la población de ostras en una pequeña bahía de la costa norte de Escocia, conocida como Dornoch Firth, en la que las ostras ya estaban prácticamente extintas debido a la sobre explotación.
Hoy el proyecto ha conseguido sobrepasar las veinte mil ostras añadidas a esta ensenada, y el objetivo de largo plazo es alcanzar una población de cuatro millones.
Dornoch Environmental Enhancement Project (DEEP) es fruto de una alianza entre la Universidad Heriot-Watt, la Marine Conservation Society y la destilería de whiskey Glenmorangie, que está a orillas de la bahía de Dornoch Firth, donde lleva más de 175 años perfeccionando el arte de crear sus famosos whiskies de una sola malta.
Derivado de este proceso, se genera una gran cantidad de residuos orgánicos que la destilería trata en una planta que, mediante una técnica de digestión anaeróbica, reduce la carga biológica que descargan en las aguas del Dornoch Firth hasta en un noventa y cinco por ciento.
El restante 5 por ciento, aunque pequeño, sigue siendo una gran preocupación.
Y aquí es donde las ostras entran en escena, ya que se alimentan de los subproductos remanentes, succionando todas las partículas de estos desperdicios, eliminándolas y mejorando así la calidad del agua. Los primeros hallazgos del proyecto Dornoch Environmental Enhancement Project (DEEP), sugieren que un hábitat arrecifal de ostras restaurado, tiene el potencial de convertirse en un sumidero de carbono de largo plazo, mitigando los efectos del cambio climático. Al digerir las ostras el carbono de ese alimento en un ambiente submarino, hacen crecer sus conchas a partir del carbonato de calcio, atrapándolo para siempre.
Así que, toma un vaso Glencairn, añade un trozo de hielo, báñalo con un buen single malt, y ayuda a combatir el cambio climático. ¡Salud!