¿Sabes por qué se te pone la piel de gallina?

Hay situaciones en las que el cuerpo reacciona sin que tengamos ningún tipo de control sobre él.

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"La piel de gallina" es un fenómeno fisiológico que nos protege del frío. (Contexto/Internet)
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Agencias
CANCÚN, Q. Roo.- Cuando queremos mover un dedo, lo movemos. Si queremos ir a un sitio, nuestros pies responden y con más o menos gracia logramos alcanzar el objetivo deseado, y si de repente nos da por guiñarle un ojo a alguien, sin problemas, lo logramos (la mayoría).

Pero también hay situaciones en las que el cuerpo se nos va de las manos y reacciona sin que tengamos ningún tipo de control sobre él. Estas reacciones nos pillan por sorpresa, y nos trasladan a un mundo maravilloso donde, sin embargo, todo tiene explicación. Esto es lo que dice la ciencia sobre seis reacciones comunes igualmente fascinantes.

1. Tiene la piel de gallina

O bien alguien ha decidido que la calefacción estaba muy alta y ha abierto la ventana o se ha sentido amenazado. En ambos casos, usted tiene una piloerección, y los músculos asociados a cada uno de los pelos de su piel se han contraído.

"La piel de gallina es un fenómeno fisiológico que nos protege del frío aumentando la capa de aire encima de la piel y, por lo tanto, el aislamiento. Es el equivalente a ponerse un jersey”, explica Josep Tur, catedrático de fisiología de la Universidad de las Islas Baleares.

En el segundo caso, el de sentirse intimidado, la intención de su fuero interno no es mantener el calor corporal, sino parecer más grande y peligroso. Según el profesor, “ya hemos perdido mucho pelo respecto a otros primates, así que la piloerección no nos hace parecer tan feroces como ellos o como cuando un gato se eriza, pero es la misma respuesta a un estímulo exterior potencialmente dañino”.

2. Le palpita un ojo

Quién no ha tenido esa sensación que casi siempre desaparece cuando nos tocamos el ojo en cuestión. Este fenómeno de palpitación corresponde a un movimiento involuntario, conocido como nistagmo ocular, que sucede cuando la vista no logra adaptarse a los movimientos. Si no lo ve claro y lo quiere comprobar, puede hacer lo mismo que los alumnos del profesor Tur. “Les hago dar vueltas sobre sí mismos y cuando paran de golpe sienten que el ojo, pim pum, se remueve”, detalla.

3. Ay, le ha dado un vuelco el corazón

Los pinchazos en el corazón o en la cabeza, imprevistos y repentinos, no tienen por qué implicar patología. En condiciones normales, una punzada responde a una sobreestimulación del nervio craneal vago. “Es curioso que lleve ese nombre cuando hace tantas cosas", bromea Tur: "Este nervio controla el sistema digestivo y el corazón. Y puede ser que debido a algún componente familiar, o simplemente a cansancio acumulado o estrés, se sobreexcite, dando lugar a sensaciones como la de 'me ha dado un vuelco el corazón”.

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