Prevenir, mejor que reaccionar
Es regla general que los gobiernos y algunas empresas reaccionen en vez de prevenir ante una situación disruptiva...
Es regla general que los gobiernos y algunas empresas reaccionen en vez de prevenir ante una situación disruptiva. Y reaccionan con medidas impopulares o que trastocan otros planes en los que los recursos que debían canalizarse a otros rubros se desvían para contener la contingencia o asunto de urgente resolución.
Ejemplos abundan en el plano nacional. En materia de seguridad, se crea la Guardia Nacional ante la imprevisión de formar cuerpos policiales capaces de enfrentar y acabar con la delincuencia organizada, destinando para ello millones de pesos. Esta fuerza es desplazada a varias regiones o estados (el más reciente, Quintana Roo) para intentar frenar la ola de violencia generada desde hace años por grupos criminales y que trastocan las actividades económicas, en particular en el Caribe mexicano impacta al turismo, principal fuente de divisas.
En un panteón de la Ciudad de México cesan a varios servidores públicos y anuncian que se instalarán cámaras para evitar exhumaciones clandestinas, esto luego del hallazgo de un bebé sin vida en un penal de Puebla, donde también despiden a dirigentes del sistema penitenciario. Se cumple aquí el refrán “muerto el niño…”. Y ayer, luego del asesinato de tres periodistas este mes y que derivaron en protestas y manifestaciones en varias ciudades, el presidente informa que se revisarán los mecanismos de protección a los comunicadores, en una aceptación tácita de que no han funcionado los implementados.
Con estos antecedentes podemos concluir que no estamos acostumbrados a vivir en ambientes pacíficos, confundimos las medidas preventivas con las reactivas –aunque ambas son necesarias–, pero la clave de nuestra seguridad está en la prevención, que no se nos provee y que a veces no generamos, como en el caso de la pandemia de coronavirus al no observar los protocolos ante la emergencia sanitaria, con lo cual reaccionamos (pruebas-incapacidad).
En Mérida, el incendio de dos autobuses urbanos en una semana motivó que las autoridades retiraran de circulación al menos 15 que se encuentran en mal estado, aunque hay decenas más de rutas que llegan al centro que deben ser relevadas. El Imdut informó que desde el 20 de enero se implementó un operativo de rutina para revisar 12 puntos críticos de los camiones de transporte en todas las rutas concesionadas y el resultado fue que “dichas unidades pertenecientes a diversas empresas se encontraron diversas fallas como falta de luces delanteras, defensas, facias y guardalodos deteriorados o inexistentes, panorámicos rotos o astillados, así como pisos, puertas, ventanas y asientos que presentan un riesgo para los usuarios”. Caray, no necesitaban el operativo, pues basta observar o abordar cualquier camión (o combi) de cualquier ruta para ver el estado en que se encuentran y cómo viajan los usuarios.
Como vemos, casi no hay acciones motu proprio de las autoridades, es decir, la iniciativa para generar acciones que mejoren las condiciones de vida de los habitantes o que prevengan y eviten situaciones de riesgo. Y si las hay, por lo general tienen tintes políticos o tienen que ver con sus prioridades.
Fuerzas de Reacción Inmediata
A mediados de los ochenta, si mal no recordamos, se crearon las Fuerzas de Reacción Inmediata en la Armada, con grupos de infantes de Marina, que ahora son Fuerzas de Reacción Anfibias, capaces de ejecutar operaciones de manera inmediata. En ese entonces no había tales emergencias, pero ahora sí y han demostrado su utilidad al grado de que grupos de este tipo se han replicado en los cuerpos policiales e incluso de forma mixta, con las fuerzas armadas y de seguridad, lo que se traduce en una respuesta más ágil para atender una emergencia o detener a delincuentes.
Esto es un ejemplo de que generar acciones previendo escenarios de riesgo, es mejor que reaccionar ante hechos imprevistos y sin medios de respuesta adecuados. Y huelga decir que las fuerzas armadas hoy en día son vitales para mantener la seguridad del país, debido a que su despliegue coadyuva con las otras instancias civiles a controlar el crimen y fortalecer la seguridad pública.