La producción pecuaria en Quintana Roo inició el año con ínfimos crecimientos e incluso descenso en algunos rubros, de acuerdo con cifras preliminares del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).

En Quintana Roo, durante enero, la producción de carne en canal sumó mil 178 toneladas, cifra que experimenta una disminución de 31 toneladas menos en comparación con las mil 209 producidas en la misma fecha del 2021.

Datos a nivel nacional dadas a conocer, en el marco del Día Nacional de la Ganadería, que se conmemora este 6 de marzo, señalan que México es el sexto productor mundial de bovinos carne, con una exportación de un millón 170 mil cabezas de ganado el año pasado.

No hay crecimiento en la producción pecuaria en Q. Roo

Dentro de la producción de carne en canal, solo un segmento creció: la carne de bovino que aumentó apenas 27 toneladas para llegar a 325 en el primer mes del año.

La producción de ave (pollo) disminuyo por 49 toneladas al colocarse este año con 509 toneladas y la de ovino se mantuvo con 38 toneladas producidas en el mismo mes de enero.

En contraste, la producción de carne en canal de caprino disminuyó un 33 por ciento, al reportarse una tonelada menos que en enero del 2021, es decir, hubo solo 2 toneladas. También la de porcino cayó en enero, pues presentó un descenso de 6 toneladas en comparación, al pasar de 301 toneladas en 2021, a 295 toneladas en este año.

El programa anual de producción pecuaria estima que el volumen de carne en canal ronde en 15 mil 325 toneladas en el 2022, cifra que experimentaría una diminución en comparación con las 15 mil 723 toneladas que se produjeron a lo largo del 2021.

Mientras que de manera general todos los sectores de producción pecuaria estiman una producción general de 47 mil toneladas, misma cifra que se produjo durante los 12 meses del año 2021. Cabe destacar que la producción pecuaria también incluye huevo y miel.

Para Sergio Crisanto Morteo, presidente de la Unión Ganadera Regional (UGR), la baja en algunos se deben posiblemente al desánimo de los productores del sector pecuario que, aunque no son abismales, si reflejan un retroceso en la producción y enciende focos de alerta, que deben motivar a los gobiernos a destinar más apoyo y menos cargas fiscales.