¿Qué harías si no tuvieras miedo?

Muchas veces se teme a algo que no existe, que es producto de la imaginación.

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El miedo puede provocar todo tipo de reacciones, tales como parálisis o ataques de ansiedad. (Contexto/Internet)
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Agencias
CANCÚN, Q. Roo.- El miedo es una respuesta natural ante el peligro; una sensación desagradable que atraviesa el cuerpo, la mente y el alma. Se puede deber a algo que pasó, que está sucediendo o que podría pasar, refiere el portal de Discovery.

Es difícil de controlar y puede provocar todo tipo de reacciones, tales como parálisis o ataques de ansiedad. En su versión más extrema, lo que se padece es el terror. Lo curioso es que no siempre es el espejo de algo real. Muchas veces se teme a algo que no existe, que es producto de la imaginación, como los monstruos.

El miedo es saludable

¿Qué? Sí, así es. El miedo, bien entendido, es necesario porque posibilita evitar algo doloroso o peor aún, ya que es un mecanismo de defensa que está ‘tallado’ en el ADN de los seres humanos. ‘Eso’ que está en el cuerpo se activa ante el peligro y permite responder con mayor rapidez y eficacia ante las adversidades. Fue aprendido por los primeros habitantes de la Tierra y forma parte del esquema adaptativo del hombre.

Claro que también hay miedos irracionales, como el temor a lo que no existe, pero la presencia de la reacción es beneficiosa para la supervivencia tal y como verán a continuación.

¿Cómo afecta el miedo al cuerpo?

La manifestación fisiológica del miedo se da en el cerebro, ocurre porque el cerebro está todo el tiempo escaneando a través de los sentidos todo lo que sucede alrededor de la persona, incluso cuando duerme. Si en algún momento detecta un peligro, se activa la amígdala cerebral –situada en el lóbulo temporal– y se producen cambios físicos inmediatos que pueden favorecer el enfrentamiento, la parálisis o la huida.

Manifestaciones

-Se incrementa el metabolismo celular.

-El corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar hormonas a las células, especialmente adrenalina.

-Aumenta la presión arterial, la glucosa en sangre, la actividad cerebral y la coagulación sanguínea.

-Se detiene el sistema inmunitario, al igual que toda función no esencial.

-Se dilatan las pupilas para facilitar la admisión de luz.

-La sangre fluye a los músculos mayores, especialmente a las extremidades inferiores.

-El sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante y los lóbulos frontales –encargados de cambiar la atención consciente de una cosa a otra– se desactivan parcialmente.

¿Cómo enfrentar el miedo?

Como primera medida, al miedo hay que naturalizarlo, es decir, aceptarlo ante el peligro y nada más. Y todo lo que esté en la cabeza, regularlo. El temor en una entrevista laboral o en una primera cita es normal. Pero al ‘otro miedo’ hay que tratar de expulsarlo. Es un impulso interior que busca defendernos de un peligro irreal que la mente se esfuerza en creer.

Claro que ante una patología el mejor camino es siempre consultar a un profesional de la salud mental, quien podrá trabajar para desactivar esas falsas alarmas.

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