CANCÚN, Q. Roo.- La vida de Quintana Roo no se entiende sin los humedales. Las arenas blancas, aguas turquesa, frondosas selvas y manglares. De estos ecosistemas depende el paisaje que resulta un privilegio apreciar todos los días, tanto para locales como para los millones de visitantes que llegan de todo el mundo.

De acuerdo con el Convenio Ramsar firmado en 1971, se define una zona húmeda o humedal como cualquier extensión de marisma, pantano o turbera, o superficie cubierta de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de aguas marinas cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros. Aunque la definición es amplia, la vida cotidiana en Quintana Roo se desarrolla en o cerca de los humedales: manglares, sabanas, selvas inundables, pantanos e incluso los arrecifes, explica el biólogo Jorge Herrera Silveira, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN). 

Cuando se visita la zona hotelera de Cancún, el Casco Antiguo de Puerto Morelos, la isla Holbox, la Reserva de Sian Ka’an, la Bahía de Chetumal, de norte a sur hay grandes extensiones de humedales que vuelven a Quintana Roo una región clave para la conservación de estos ecosistemas. 

Ecosistemas estratégicos 

Además de su belleza, los humedales -marinos, costeros o continentales- se consideran ecosistemas estratégicos, ya que ofrecen una gran variedad de bienes y servicios a las comunidades aledañas a estos. “A pesar de que su superficie es relativamente pequeña en proporción con otros ecosistemas, principalmente terrestres, proporcionan una gran cantidad de servicios ambientales que son necesarios para las personas. En Quintana Roo brindan protección a las costas para los efectos de huracanes y tormentas; son hábitat de biodiversidad, como peces de importancia comercial o aves, y luego el turismo”, añadió Herrera Silveira. 

Quintana Roo aporta a México y al mundo 13 de los ecosistemas de humedales más importantes a nivel internacional, catalogados como Sitios Ramsar por su relevancia en el medio ambiente global. 

Gonzalo Merediz Alonso, director ejecutivo de Amigos de Sian Ka’an, apunta que en Quintana Roo se encuentran las extensiones de humedales más grandes de Mesoamérica y sus corredores biológicos albergan una gran cantidad de especies de flora y fauna. 

Zonas de relevancia mundial presentes en Q. Roo 

Laguna de Chichankanab; Bala’an K’aax; Playa tortuguera X’cacel-X’cacelito; Banco Chinchorro; Arrecifes de Puerto Morelos; Arrecifes de Xcalak; Manglares de Nichupté; Isla Contoy; Yum Balam; Sian Ka’an; Isla Cozumel y Otoch Ma’ax Yetel Kooh, son las zonas de relevancia mundial. 

Gonzalo Merediz explica que, además, la Península de Yucatán tiene una característica peculiar: es la única región del mundo con selvas inundables.

Eduardo Cejudo, del Colegio de Biólogos de Quintana Roo, afirma que ser un Sitio Ramsar implica que estos cumplen con criterios por los cuales se consideran de alta importancia internacional. Por ejemplo, en Yum Balam, el criterio primordial es la conservación de especies de fauna, como el tiburón ballena o las aves migratorias.

En el caso de Xcacel-Xcacelito, su importancia mundial se explica por la conservación de la tortuga marina y los manglares que se ubican alrededor. A nivel global, México es el segundo país con la mayor cantidad de Sitios Ramsar, con 141 zonas, sólo por debajo de Reino Unido. De éstos, casi 10% se ubican en Quintana Roo. Estas designaciones buscan el mantenimiento de sus características ecológicas, logrado mediante la implementación de enfoques por ecosistemas, dentro del contexto del desarrollo sostenible. 

Eduardo Cejudo indica que, en el caso de este estado, el esquema de protección es doble, pues también son Áreas Naturales Protegidas administradas por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), lo que les da vinculación legal para garantizar su protección.

Desarrollo y basura, las amenazas 

A pesar de ser ecosistemas altamente relevantes para la vida y la economía de Quintana Roo, los humedales se encuentran amenazados por el impacto de las actividades humanas, coinciden especialistas. 

De la década de los setenta a la actualidad, Quintana Roo ha perdido casi la mitad de su cobertura de manglares y los corredores biológicos han sido fragmentados por desarrollos hoteleros y vías de comunicación, afirma Gonzalo Merediz.

La presión inmobiliaria y el desarrollo turístico han densificado las zonas de influencia de las zonas de humedales y la presencia humana ya cobra factura. Para Eduardo Cejudo, del Colegio de Biólogos, una de las afectaciones más visibles es la contaminación por residuos sólidos, que se ha intensificado con los años. Otro efecto del desarrollo, dice, ha sido el aprovechamiento de terrenos donde hay humedales para fines comerciales. Los expertos coinciden en que es necesario cambiar la noción de “desarrollo”.   

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