Pobreza
La pobreza es uno de los problemas más graves que aquejan al planeta...
La pobreza es uno de los problemas más graves que aquejan al planeta, y a esta generación que hoy nos toca habitarlo. Es un problema multidimensional, con muchas facetas, complejo, amplio y muy difícil de solucionar.
Es el número uno de entre los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible que la Organización de las Naciones Unidas estableció como parte de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, y se enuncia concretamente así: Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo para 2030.
Se dice que una persona está en situación de pobreza cuando no le es posible, por sus propios medios, satisfacer las necesidades físicas y psíquicas más básicas para tener una vida digna. Y eso incluye aspectos de alimentación, educación, salud, acceso a agua limpia y al saneamiento de la residual, vivienda, acceso al servicio de electricidad y vestimenta.
El Banco Mundial estableció desde el año 2015 la línea de pobreza extrema, de modo que todos quienes sobreviven con un ingreso por debajo de 1.90 dólares norteamericanos al día se encuentran clasificados en esta condición, y al día de hoy ya suman 700 millones de personas. El 70% de las personas en pobreza extrema habitan en Asia Meridional y en África Subsahariana. Contrariamente a lo que muchos podrían pensar, el problema también afecta, aunque en menor medida, a los países desarrollados, ya que 30 millones de niños crecen pobres hoy en los países más ricos del mundo.
El Coneval señala que, en 2016, el 11.8 % de la población de Yucatán, es decir 253,600 personas, percibían un ingreso inferior a la línea del bienestar mínimo, la mitad de las contabilizadas apenas dos años antes.
¿Cuáles son algunas de sus causas? El desempleo, la exclusión social, la vulnerabilidad a desastres, enfermedades y otros fenómenos. Y es un problema que importa a TODOS, puesto que el bienestar de cada ser humano está estrechamente vinculado al de las demás personas. Una creciente brecha de desigualdad, impide el crecimiento económico y destruye la cohesión social, deriva en cada vez más frecuentes e intensas tensiones políticas y sociales, genera inestabilidad y permite que se prolonguen los conflictos.
La participación responsable y solidaria de la comunidad es básica para poner fin a la pobreza. Los jóvenes, con su energía y motivación, pueden ser capaces de influir en la formulación de políticas y marcar la diferencia para hacer un cambio que verdaderamente transforme. Los gobernantes y funcionarios tienen la misión ineludible de crear un entorno propicio para generar empleo productivo, con especial énfasis en brindar oportunidades a pobres y marginados. El sector privado desempeña un papel crucial como motor del crecimiento económico, siendo las micro y pequeñas empresas las que pueden ejercer un mayor impacto. La comunidad científica y académica sienta las bases para encontrar soluciones y nuevas tecnologías sostenibles con las cuales enfrentarse a este desafío y vencerlo.