Edificios

Se encuentra ya en marcha la más grande ola de crecimiento urbano en la historia de la humanidad...

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Se encuentra ya en marcha la más grande ola de crecimiento urbano en la historia de la humanidad. En el año 2060, dos tercios de la población mundial, que será de aproximadamente diez mil millones de personas, habitará en ciudades. Y por supuesto, toda esa gente necesitará vivienda, escuelas, oficinas, hospitales, aeropuertos, estaciones de transporte público, centros de recreación, y eso significa construir muchos edificios.

Para ese entonces, habremos duplicado el área construida disponible actualmente, con edificios de todo tipo de uso y destino, incorporando al inventario mundial cerca de 230,000 millones de metros cuadrados de superficie construida nueva. Esto equivale a levantar una ciudad como Nueva York cada 34 días durante los próximos 40 años.

Si además sabemos que los edificios son responsables del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), aproximadamente un 11% durante la construcción y otro 29% debido a la operación de los mismos, entonces podemos deducir fácilmente que estamos ante un desafío de enormes proporciones quienes nos desempeñamos profesional y empresarialmente en el sector de la construcción.

Y si bien es cierto que todos usamos los edificios y tendríamos que asumir una parte proporcional de la responsabilidad, en realidad quienes tenemos hoy una ventana de oportunidad que resulta crítica somos los que de alguna manera tenemos participación en la normatividad, el diseño y la construcción de edificios, ya que de manera inmediata tendríamos que estar diseñando todos los nuevos edificios que vayan a construirse, con la premisa de que no solamente reduzcan las emisiones de su etapa de construcción, sino que estén listos para una operación drásticamente reducida o completamente libre de emisiones en la etapa operativa durante toda su vida útil.

Las emisiones debidas a la operación de los edificios están tan estrechamente ligadas a su diseño y construcción que si no optamos por tecnologías ecológicas, activas y pasivas, enfocadas en el objetivo de reducirlas dramáticamente, una vez terminados y puestos en servicio, estarían encadenados y condenados inevitablemente a un consumo energético elevado y por consiguiente de altas emisiones asociadas, durante el resto de su vida útil.

Y para avanzar en ese sentido, necesitamos con urgencia normas, estándares y guías para una arquitectura y construcción sostenibles. Existen algunos certificados, como el muy conocido LEED o el BREEAM, y otros, a los cuales no se les regatea la extraordinaria aportación que han hecho para el avance de la construcción ecológica, sin embargo algunas veces se asocian simplemente con el deseo de reconocimiento y hasta con una especie de placer por la competencia u obtener status.

Los profesionales de la construcción necesitamos estar en busca de nuevas y más efectivas estrategias para proyectar y construir edificios más ecológicos y sostenibles, al margen de los puntos o niveles que se puedan obtener en una certificación. Autoridades municipales y estatales ayudarían mucho con la emisión de nuevos reglamentos y normas en este sentido.

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