Recuperan mujeres empleo formal pero continúan como “Nenis”

Un total de 24 mil féminas despedidas durante la pandemia en Q. Roo y que iniciaron un negocio a través de las redes sociales para sobrevivir, retornaron a su fuente laboral sin dejar su emprendimiento.

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[Foto: Cortesía / Sipse]
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En lo que va de este año, 24 mil mujeres quintanarroenses que fueron despedidas durante los primeros meses de la pandemia del Covid-19 recuperaron su empleo en el sector formal.

Sin embargo, lo hicieron sin abandonar los emprendimientos que comenzaron para sobrevivir a la cuarentena. Así lo señalan datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

El primero cita que desde enero pasado comenzaron a ser recontratadas 70% de las 34 mil mujeres que perdieron su fuente de trabajo por la cuarentena sanitaria; mientras que los censos trimestrales del Inegi revelaron que tres de cada cuatro de estas féminas decidieron mantener el negocio que crearon durante el tiempo que estuvieron desempleadas.

El IMCO, a través de su reporte “Emprendimiento Femenino”, citó por su parte que esta decisión significó que sus horas laborales pasaron de 48 horas a la semana, a casi 72, para poder mantener su empleo formal y su negocio.

La razón fue por completo monetaria: de esta manera lograron incrementar sus ingresos hasta 60%.

De esta manera, las mujeres obtienen en Quintana Roo ingresos mensuales promedio de 12 mil pesos en su trabajo formal, y de aproximadamente siete mil en su micro negocio, los cuales son en su mayoría ventas.

[Foto: Cortesía / Sipse]

¿Quiénes son las “Nenis”?

“Son las llamadas “Nenis”, un término coloquial que se popularizó durante la pandemia para denominar a estas mujeres auto empleadas en la informalidad, que compran y venden productos a través de las redes sociales”, cita el IMCO, explicando que debido a la facilidad que brinda este tipo de emprendimiento para llevarlo a cabo en horarios flexibles y desde cualquier lugar, fue más fácil seguir operándolos aún y cuando recuperaron sus empleos.

Diferente es el caso de quienes se dedicaron a vender comida, otro de los medios alternativos de subsistencia que se popularizó el año pasado, pues debido a que se trata de una actividad muy demandante en tiempo, dejó de ser una opción en cuanto volvieron a ser trabajadores formales.

La razón es simple: la mayoría de los despidos sucedieron en los municipios turísticos del norte, donde las jornadas laborales son de ocho a 12 horas aproximadamente, de acuerdo a los censos del Inegi.

Sin embargo, a esto se suman las dos horas que diariamente invierten en trasladarse desde sus casas hasta sus centros de trabajo, dejándoles poco margen para dedicarse a otras actividades demandantes.

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