Adrián Barreto/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- La Comisión Nacional Forestal (Conafor) prevé cerrar el sexenio con 20 mil hectáreas reforestadas, con lo que rebasó su meta sexenal en poco más del 50%, pero la superficie recuperada representa apenas el 33% de la cobertura vegetal que se perdió en el mismo lapso por la devastación.

“En esta administración teníamos una meta de reforestar 13 mil hectáreas y en 2017 terminamos con 17 mil, y las tres mil 500 que tenemos pleneadas para este año estaríamos llegando a las 20 mil contadas desde el 2013 y rebasaríamos las 13 mil que teníamos como meta”, dijo Rafael León Negrete, gerente de la Conafor en Quintana Roo.

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Sin embargo, la devastación de selva por el crecimiento poblacional y urbano, aunado a las actividades del campo y la ganadería, el estado pierde cada año un promedio de 10 mil hectáreas, explicó el funcionario: áreas que pasan a ser parte de alguna otra actividad, principalmente para uso de vivienda.

“Quintana Roo tiene 3.7 millones de hectáreas con cobertura vegetal, a pesar de la devastación por el crecimiento de las ciudades o por actividades agropecuarias o por fenómenos naturales, conservamos mucha cobertura vegetal, uno de esos es Solidaridad, pero es también el que más está creciendo como ciudad”, aseguró.

Aunque hay algunas zonas en el sur del estado como Bacalar y Majahual en donde los productores procuran la recuperación de las selvas, pues en muchos casos así se les tiene condicionado por las autoridades, en el caso de Solidaridad, Tulum, Solidaridad y Benito Juárez se aplican otras estrategias para recuperar la zonas selváticas.

León Negretes relató que cuando no hay suficiente personal en la Conafor para hacer las labores de recuperación a través de la mano del hombre, lo que hacen es una aplicación de semillas de especies nativas tirándolas desde el aire, con lo que el rescate de la selva se da de manera natural.

Además del crecimiento de las ciudades, el tercer factor que ha degradado grandes extensiones de selva son los fenómenos naturales como los huracanes o los incendios, lo que no se puede evitar, aunque reconoció que muchas quemas son provocadas intencionalmente o por descuido como en Bacalar.