AMLO le quita los alfileres a la economía mexicana.

Cuentan las anécdotas del poder que uno de los primeros reclamos de Ernesto Zedillo al iniciar...

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Cuentan las anécdotas del poder que uno de los primeros reclamos de Ernesto Zedillo al iniciar su mandato en 1994 a Carlos Salinas de Gortari, fue el haber dejado la economía “prendida de alfileres”, a lo que muy a su estilo, Salinas respondió: “para qué se los quitaron”.

La tradicional herencia de “economía con alfileres” desde la administración Salinista hasta el arranque del gobierno de López Obrador a través de Carlos Urzúa encabezando la Secretaría de Hacienda y Crédito Público habla de un delicado status quo – que, de una manera u otra, además de lograr generar una economía relativamente estabilizada – dio la oportunidad de crecimiento lento y sostenido, pero que permitió a México subsistir en un una economía globalizada como entidad captadora de inversión extranjera.

López Obrador ha dicho en innumerables ocasiones que su presidencia tiene como fin acabar con el régimen impuesto por los neoliberales y la salida de Carlos Urzúa puede ser el primer paso para ello. Lo delicado, es que las señales que genera el gobierno de la Cuarta Transformación no dan demasiados alicientes para pensar en un plan económico armado que haga al país no depender de los alfileres.

En los hechos, el sector más débil de la 4T es el económico; múltiples programas sociales con cargo al gasto público, cancelación de proyectos de inversión y anuncio de magnos proyectos sin sustento han ahorcado a la economía nacional al grado de quiebra financiera como el diario Financial Times y las calificadoras como Moody´s o Standard & Poor´s ha señalado.

Así, resulta imposible pensar en una estrategia económica definida ante la salida de Urzúa de la SHCP. El andar de López Obrador durante su gestión ha jugado a la prueba y error con excelentes resultados en la contención de las crisis, pero ningún golpe había parecido tan devastador como la renuncia de su Secretario de Hacienda. Aquel que lo acompañó en el Gobierno de la Ciudad de México de 2000 a 2003 y que fue su principal asesor en la materia hasta la consecución de la ansiada Presidencia de México.

¿Es que acaso los propios miembros del equipo cercano a López Obrador se dan cuenta de que en el ejercicio del gobierno las cosas no son tan sencillas como era la arenga y confrontación opositora?

El tiempo avanza y es letal en materia financiera, si no se toman decisiones inmediatas con claridad la desconfianza en México crecerá y la devaluación pasará de ser un fantasma que dejó de rondarnos a convertirse en una realidad.

¡Al parecer, necesitamos esos alfileres de regreso!

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