Sangran a campesinos

En inmoral amasiato de corrupción, el delegado federal de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación...

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En inmoral amasiato de corrupción, el delegado federal de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), César Rosales Cancino, y el subsecretario de Agricultura estatal, Antonio Rico Lomelí, están realizando grandes negocios con la compra de insumos de mediana calidad a precios de escándalo, sacrificando al campesinado que sufre por la falta de apoyos y el continuo retraso en la entrega de recursos para estimular la producción agrícola.

Los malos manejos del tamaulipeco Rosales Cancino con los recursos destinados a los campesinos quintanarroenses han sido denunciados una y otra vez por los productores, quienes desde que este funcionario federal asumió el mando de la dependencia en 2013 han visto como llena con descaro sus alforjas mientras el campo sigue moribundo.

En protesta por sus excesos, por enésima ocasión un nutrido grupo de campesinos del sur se plantó ayer en las oficinas de la Sagarpa exigiendo la cabeza del delegado por el prematuro cierre de ventanillas para la entrega de insumos y el retraso de varios meses en la entrega de recursos del programa “El campo en tus manos”.

Pero estos reclamos son solo la punta del iceberg de la corrupción en la Sagarpa, pues productores conocedores del tema revelaron los grandes negocios que el delegado está realizando en contubernio con el doctor Antonio Rico, subsecretario de la Sedaru.

Entre los dos, han consentido en la compra de semillas y otros insumos a la empresa Dipasto S.A. de C.V., propiedad del empresario Ramón Díaz, quien prácticamente tiene el monopolio del mercado institucional desde Veracruz hasta Quintana Roo, a pesar de no entregar producto de calidad.

Según la información vertida por los afectados, por “recomendación” de Rosales Cancino en el periodo otoño-invierno del año pasado la Sedaru compró a esta empresa sin licitación de por medio 200 toneladas de frijol sin certificación a un costo de 60 mil pesos por tonelada, cuando el promedio en el mercado es de 15 mil.

Y los negocios no cesan, ya que los campesinos acusan que el delegado de la Sagarpa y Rico Lomelí, con el aval o la ignorancia del titular de la Sedaru, Pedro Pérez Díaz, están realizando millonarias compras de semilla con Dipasto en operaciones directas y sin consultar a los productores, quienes no están nada contentos con los insumos caros y malos que reciben.

Con este tipo de funcionarios insensibles y rapaces, el campo quintanarroense nunca saldrá de su crisis.

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