Se desperdician 30 toneladas de alimentos en Cancún
CANCÚN, Q. Roo.- Reportan que esta cantidad sirve para alimentar a más de 17 mil personas con sus tres raciones al día.
Yolanda Gallardo/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- En Benito Juárez se desperdician 30 toneladas mensuales de comida, producto de la merma de particulares y empresas, mientras que 126 mil 377 habitantes no tienen acceso a la alimentación, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Estas 30 toneladas sirven para alimentar a 17 mil 333 personas con sus tres raciones al día, de acuerdo con cálculos de la asociación Huellas de Pan A.C.; el Banco de Alimentos Cáritas de Quintana Roo informó que de las 150 toneladas que recaudan al mes en Benito Juárez, 30 son merma.
La pobreza alimentaria es considerada como la incapacidad para obtener una canasta básica completa. Con base en el Banco de Alimentos en Cancún, mensualmente se reciben de 130 a 150 toneladas de alimentos, de estas son perecederas, el 60%, y el restante 40% son abarrotes.
“Aunque es variable la merma, a veces sólo el 80% sirve; todo lo recibido siempre tiene merma”, indicó el coordinador de este organismo José Ángel Romero Espinoza.
Si se calcula que 20% de las 150 toneladas entregadas son merma, se sabe que 30 toneladas tienen como destino el desecho, lo que arroja, según la asociación Huellas de Pan, que 17 mil 333 personas podrían tener sus tres comidas diarias, si se logran rescatar estos alimentos.
Esta asociación que trabaja con un comedor comunitario y dona comidas a través de dos programas: “Alimentación por la educación” y “Comamos todos y todas”, diariamente recibe más de 50 kilos de alimentos que son distribuidos en 130 raciones para niños y adultos mayores en situación de vulnerabilidad.
Con base en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Benito Juárez hay un total de 661 mil 176 habitantes de los cuales, según el Coneval, 126 mil 377 tienen carencia al acceso de alimentación, lo que representa que 19% de cancunenses no come bien, según el último reporte de 2010.
La población más afectada es de 22 mil 652 personas que viven en situación de pobreza extrema, lo que corresponde a un 3.4% del total de la población, que posiblemente no tiene qué comer.
De los productos entregados al banco, 50% proviene de supermercados como Walmart, Chedraui, Costco, Soriana, y un 20% lo envía la Asociación de Bancos de Alimentos.
El Banco de Alimentos se basa en un estudio socioeconómico para entregar los productos en donación, con una cuota de recuperación o con descuento.
Un paquete nutricional entregado por ellos en el supermercado vale 500 pesos, y es dado en esas oficinas por un mínimo de 50 pesos. Las zonas que más usan estos servicios son las colonias Chiapaneca, Avante, Valle Verde, así como otras colonias a la salida de este municipio.
“Hay que meterle caldo a la panza”
Yovana Pérez Vázquez, una chiapaneca que vive en Cancún desde hace dos años y se sostiene trabajando en una cocina económica, “con puro valor mexicano” ha criado, en un humilde cuarto de cinco por cuatro metros, a dos de sus cuatro hijos, mientras su esposo Manuel López Hernández pega ladrillos.
La mujer de 45 años, con apenas su primaria terminada, confiesa que ya no durará mucho en Cancún, aunque le va “poquito mejor” que en su pueblo, está difícil la situación. “Subió el huevo hasta los tres pesos, ya ni en las tiendas grandes está barato, ahora comemos arroz, frijol, pasta y sólo una vez a la semana pollo”, dijo mientras vigilaba su cubo que llenaba de agua para continuar lavando.
“Tengo abandonados a mis hijos, tan(sic) creciendo sin mí, los cuida mi mamá”, expresó la indígena que ahora es apoyada para criar a su hijo Jorge Luis, de apenas un año y ocho meses, por su hija de 16 años, quien “ya no quiso estudiar”.
El cuarto donde está la cama y un pedacito de baño es todo lo que tiene, y paga mil pesos, más 200 pesos de energía y 80 pesos de agua. “Entre los dos trabajamos, pero no nos alcanza”. Ahora están ahorrando los 400 pesos de sus pasajes para regresar a su pueblo.
Su vecina, Celestina López Girón Gómez, quien habita un cuarto de las mismas dimensiones, vive con su hija Dulce María, de ocho meses y su recién llegada hermana, Anita, de 16 años. “Ella vino hace una semana, la traje para que cuide a mi hija mientras yo trabajo de steward”.
La chiapaneca, quien se “juntó” a Manuel López, garrotero de la zona hotelera, porque nació su bebé, reconoce que cada vez es más difícil comer bien: “el mole, pollo en adobo y bistec con salsa lo comíamos antes, ahora tenemos que comer más agua que nada, hay que meterle caldo a la panza”, expresó.
A la originaria de Chalchihuitán, Chiapas, y hermana de 11, le gusta Cancún, pero siente que cada día es un lugar más difícil para sobrevivir, pues ahora que no trabaja ella lo poco rinde menos.
(Edición: Florencio Sabido)