Sélvame del Tren busca informar del daño acumulado en el tramo cinco del Tren Maya
Más de 130 cuevas a lo largo de la vía del Tren Maya se ven afectadas y contaminada por restos de óxido y concreto.
El colectivo Sélvame del Tren busca mostrar los últimos daños ambientales por el Tren Maya, luego de que la colocación de pilotes y la fuga de materiales de construcción en el acuífero ocurrieran durante todo el 2024.
Según información del colectivo, mediante recorridos con ciudadanos e interesados, buscan enseñar de primera mano lo más posible del daño a más de 130 cuevas a lo largo de la vía del Tren Maya, y como un número aún mayor de cuevas aun no exploradas es contaminada por restos de óxido y concreto.
Estos restos son provenientes de más de 10 mil pilotes colocados para mantener las vías del tren.
José Urbina Bravo, integrante de Selvame del Tren, compartió en sus redes sociales que el acuífero de agua cristalina de diversas cuevas ya está contaminado, por el sedimento de las perforaciones y el concreto derramado de los pilotes.
“Lo que sucedió es que el pilote entró y empezó a derramar concreto desde abajo, y el concreto subió y se desbordó. Esto sucede en una gran cantidad de los 15 mil pilotes que se han impuesto en la selva maya. Esto está a diferentes profundidades (…) probablemente se replique a 25, a 40 o 50 metros”, dijo.
La demostración se busca hacer en el tramo cinco del Tren Maya, donde se han identificado la mayor parte de cuevas dañadas por el tren.
Por su parte, Roberto Rojo García, integrante de Sélvame del Tren, ha comentado que lo mejor para revertir el daño ambiental es que se conserve el ecosistema que queda, con conocimiento y la participación de las personas.
“Con el Tren Maya perdimos 10 millones de árboles, por lo menos. Con eso se libera dióxido de carbono a la atmósfera, incrementaron los gases de efecto invernadero, se cambian las condiciones locales, cuando quitamos demasiados árboles incluso ya no se forman nubes de lluvias. Nos va afectando cada vez más”, explicó.
El entrevistado agregó que la restauración debe ser inteligente, al consultar con expertos en medio ambiente que señalen que árboles se pueden colocar, y que brinden servicios ecosistémicos.
“Las selvas que nos quedan al norte de Quintana Roo, blindarlas. Hacer una gran reserva al norte de Quintana Roo, que no tenemos. Si no cuidamos esta selva no estamos cuidando al arrecife ni el Mar Caribe, y estamos perdiendo salud ecosistémica, salud humana, y salud económica”, dijo.
De seguir el daño, Rojo García aclaró que la gente solo sufrirá de más calor, y su fuente de agua se verá aún más limitada.
“Tenemos que ser conscientes que eso no debió haber sucedido (…) sigue siendo ilegal. Todavía se puede parar, porque todavía no ha concluido y sigue afectando las cuevas y la selva”, aclaró.