Sintra, el lastre del cambio

Los constantes escándalos de corrupción y negligencia han sido el sello de la Secretaría de Infraestructura y Trasporte (Sintra) de Quintana Roo...

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Los constantes escándalos de corrupción y negligencia han sido el sello de la Secretaría de Infraestructura y Trasporte (Sintra) de Quintana Roo, encabezada por el empresario constructor Jorge Portilla Manica, quien se ha vuelto especialista en repartir culpas y evadir responsabilidades, aunque su permanencia al frente de esta importante secretaría está llegando al punto de quiebre.

Y es que la Sintra de Jorge Portilla se ha convertido en un pesado lastre para el gobierno de Carlos Joaquín González, ya que las denuncias públicas sobre actos de corrupción e influyentismo que estallan a cada rato en esa dependencia terminan por embarrar a todo el gobierno estatal.

El delicado tema del conflicto entre taxistas y Uber, que dio la nota roja la semana pasada debido a la muerte de un taxista que fue atropellado mientras agredía a un chofer de la empresa digital mientras otro de sus compañeros quedó mal herido, es tan solo un síntoma visible de los infecciosos males que aquejan cada área de la Sintra.

Como autoridad, Jorge Portilla Manica y su mafioso director de transporte, Alejandro Ramos Hernández, se han coludido con los sindicatos de taxistas a lo largo y ancho del estado con fines politiqueros, más que políticos, y les han otorgado una patente de corso para amedrentar incluso a ciudadanos que sin deberla ni temerla han sido víctimas de la furia taxista.

Los llamados de atención han sido muchos. En las redes sociales abundan los videos demostrando las ilegalidades que cometen taxistas de sur a norte, sin que la Sintra haya levantado una sola sanción, para mantener intacta la complicidad con los líderes sindicales que les permite tener el control económico del gremio.

El tema de la regulación del transporte es quizá el más visible, pero no el único que ha generado Jorge Portilla, ya que bajo su gestión se siguen evidenciando la corrupción de los inspectores, el cobro de “diezmos” para asignación de obras, el influyentismo de funcionarios y la falta de transparencia.

De hecho, la Sintra es la peor dependencia gubernamental en cuanto a rendición de cuentas y transparencia, pues en su página electrónica brillan por su ausencia los contratos, licitaciones y asignaciones de obra realizadas en el actual gobierno, y aparecen únicamente unos cuantos contratos realizados al fin del gobierno anterior.

¿Qué ocultará la Sintra que no se abre a la transparencia? ¿O será acaso un tema de simple desidia institucional? Como sea, es claro que Jorge Portilla Manica no puede con el paquete y su presencia en el gabinete de Carlos Joaquín ya es un factor negativo.

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