Manuel Salazar/SIPSE
FELIPE CARRILLO PUERTO, Q. Roo.-  Con mercados lejanos, políticas estatales equivocadas, tardías o hasta con el clima y las plagas en contra, productores de hortalizas de las comunidades indígenas del centro del estado se juegan cada día no solo el pan que deben llevar a sus mesas sino la amenaza de la disgregación de sus familias, para poder obtener recursos que les permitan satisfacer sus necesidades básicas.

En el municipio de Felipe Carrillo Puerto, concretamente en las rutas que se ubican sobre las carreteras que llevan a Valladolid y Mérida, se asienta la mayor cuenca productora de hortalizas de la zona.

Diariamente se trasladan, desde cuando menos 22 comunidades rurales del centro del estado hasta la cabecera municipal, 15 toneladas de hortalizas dentro de las que destacan el chile habanero, el cilantro, rábano, calabacita y la cebollina, entre varios productos más que son ofertados en el mercado local por los propios productores.

Dejan a sus familias

Elena Santos Canul, quien diariamente lleva hasta la cabecera municipal la cosecha de calabacitas que obtienen en el huerto que cultiva en la población de Betania, explica: “Cada uno de los que ves aquí debe dejar solos a sus hijos, los encarga.  Tenemos la responsabilidad de dejar lista la comida para que se alimenten antes de ir a la escuela y llegar a preparar el almuerzo porque cuando regresemos ya volvieron de clases, pero además hay que lavar ropa, arreglar la casa y atender al esposo”, sentencia en lengua maya la madre de familia.

Riegan sus cultivos como pueden

Evaristo Chan Coh, productor de la comunidad de Tixcacal Guardia, detalla que los agricultores cuidan sus hortalizas con sus propios medios debido a que se han deteriorado cientos de metros de red para la conducción de agua, los pozos que se perforaron ya se han derrumbado de forma interior y los equipos eléctricos o no los pusieron o se los han robado por falta de cuidado y mantenimiento, debido a que nunca operaron como es debido.