Superficialidad

“Dios está en todos los hombres, pero no todos los hombres están en Dios; por eso sufren”: Anónimo.

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Viendo nuevamente la película “Magnolias de acero”, es en la peluquería de un barrio, el principal escenario donde convergen un grupo de amigas, sus afinidades y desencuentros, contradicciones y ayudas. Existe un cruce de historias personales, con diversas mentalidades. Se presenta el mundo de la cotidianidad de la familia, la enfermedad, las ilusiones, el amor, las tristezas, en fin, de la vida misma, que está llena de las relaciones sociales. Es aquí donde se va descubriendo, es en este día a día en el que se encuentra lo que es bueno para el auténtico progreso y plenitud de la otra persona.

La civilidad es el atributo más significativo de la cultura urbana, virtud que se vive cuando ya existen disposiciones como la amistad, es allí donde se puede ir cultivando este gran valor. Y es en la amistad de estas amigas que se da un toque de optimismo y los diálogos que tienen entre ellas mismas, las van enriqueciendo mutuamente.

Gracias a esta virtud la amistad se va perfeccionando, al igual que su conducta como es el caso de Shirley Mclain, su vida amargada a las amigas les preocupa, la quieren, la aceptan, pero busca que cambie, sin necesidad de violentarla, respetando en todo momento su libertad.

Las amigas de diversas edades, que tienen algo que a todas las mujeres les gusta: hablar, y el lugar que eligen es la peluquería. Es precisamente en la primera escena que allí se desarrolla: las amigas entradas en años y otra más joven no paran de hablar de cosméticos, de chavos guapos y chismes del barrio. Al cabo de un rato largo, algo trágico sucede de pronto: a la chica joven le da un espasmo y queda inmóvil en una postura lastimosa. Las señoras se alarman en ese momento. Como el susto se pasa, siguen, no ha sido nada y todos continúan con sus historias y frivolidades como si nada hubiera pasado.

A lo largo de la película vemos cómo se van integrando cada una dentro del grupo, los lazos de unión entre ellas se van fortaleciendo, cada una con su papel que ocupa y propia personalidad, se van ayudando, respetándose sus maneras de ser, de ver la vida y algo muy importante se saben acompañar en alegrías como ejemplo en la boda de Julia Roberts, como se emocionan todas, y la tristeza de ver las congojas de la amiga.

La película avanza y la chica, recién casada, muere. En el cementerio, su madre mira hacia arriba y lanza un grito al cielo. ¿Por qué? Si Dios existe, ¿por qué ha sucedido esto? Espera una respuesta, pero nadie contesta. Es un momento tenso, porque tiene que haber alguna respuesta. Una de sus amigas se le acerca y le invita a salir del cementerio y a olvidar. La película sigue y acaba con una moraleja, retratando muchas vidas reales, de mujeres; mostrando como en los sinsabores y alegrías de la vida que se van organizando y entrelazando la amistad, ayudando a sobrellevar las tragedias. Con grandes vacíos por la ausencia de Dios en sus vidas.

Llama la atención, que personas, para quienes Dios no tiene cabida en sus vidas, se acuerden de Él, sólo cuando no les salen bien las cosas, cuando están en dificultades y le echen en cara lo mal que ha creado el mundo, las injusticias. Siempre sorprende el hecho de que se acuda a Dios, en esos momentos críticos de la vida, cuando sentimos que el agua nos llega al cuello.

¡Vive y deja vivir! Es un grito que toda la sociedad hace, lo importante es disfrutar el momento presente, egoístamente, sin visualizar el futuro, vivir centrado en uno mismo. Se huye del dolor, se huye del sufrimiento, se huye de todo lo que sea una dificultad, nadie quiere hablar de ello.

Se huye de Dios y de todo lo que recuerda que hemos nacido para algo más. Se prefiere vivir deprisa y con ruido para no tener que pensar. Pero esta es una manera de huir de la realidad, porque el sufrimiento es algo muy humano, y tal vez más cercano de lo que pensamos. Conviene pararse un poco y reflexionar personalmente qué sentido tiene la vida. Hacia dónde vamos.

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