La semana pasada, el Secretario de Marina informó al presidente que en apoyo a la Profepa y a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, en lo referente a la tala desmedida y al robo de madera, la Armada implementó una estrategia para combatir estos actos y como resultado aseguró 925 mil 329 m2 de madera (de las especies granadillo, caoba, y cedro) en Quintana Roo, Campeche y Veracruz.

En 2018, con el programa federal “Sembrando Vida” se anunció una inversión de 220 millones de pesos para plantar árboles en 12 mil 500 hectáreas ejidales de Quintana Roo. El Gobierno federal presentó ese programa como el “más grande de creación de empleos en la historia de México” y el de “reforestación más grande del mundo”. Pero más allá del escepticismo de expertos y ambientalistas, que señalan que los subsidios pueden crear incentivos para la deforestación (como se ha denunciado en otros estados), se debe entender que atrás quedó la época de auge del cedro y la caoba con que se elaboran finos muebles, pero propiciaba la pérdida de estos importantes recursos, principalmente en los municipios de Othón P. Blanco y Bacalar.    

En octubre del año pasado, Novedades Quintana Roo publicó el reportaje “Chetumal: Imparable la pérdida de selvas en Quintana Roo” (https://bit.ly/3FIhbin)  en el que señaló que la entidad “pierde miles de hectáreas de árboles cada año, volviendo insuficientes los esfuerzos por reforestarla: por cada árbol que se siembra, se pierden 20 en quemas agrícolas en el sur de la entidad o por talas indiscriminadas”. Otro problema son los incendios y las quemas agrícolas, además de la destrucción “legal” que realizan las constructoras para dar paso a grandes fraccionamientos.

El almirante José Rafael Ojeda Durán también informó en la “mañanera” que el Plan Integral de Dragado previsto hasta el 2023, ha representado ahorros y a partir del 2020 los montos que genera esta actividad que realiza la Naval retornan a la Secretaría de Hacienda y se reaprovechan para incrementar la autonomía de dragado en puertos, así como para disminuir riesgos de inundación y desazolve de ríos.

Sobre este tema nos vino a la memoria el proyecto del Canal de Zaragoza, también en Quintana Roo, vía marítima artificial que comunica a Chetumal con el mar Caribe, con el que se pretende detonar la zona de la costa maya: dragar para tener mayor profundidad y permitir una navegación más fluida en la frontera marítima México-Belice; decíamos en junio de 2019 que se requería mucho dinero para las obras y el dragado constante. La rehabilitación a cargo de la Marina comenzó en 2019 y en mayo de este año se suspendió “temporalmente”, con un 10 por ciento de avance, según el Consejo Coordinador Empresarial de Chetumal.

La principal expectativa era detonar en ese canal el turismo náutico mediante marinas para yates, además de establecer una terminal de carga para que ingrese por Chetumal mucha de la mercancía que hoy pasa por el Canal de Panamá.

Interesante proyecto, que no debe detenerse.

Una nueva singladura

Hoy a la medianoche cerramos una singladura más en la travesía de nuestras vidas y al mismo tiempo abrimos la siguiente en nuestro diario de navegación. Con el nacer de un nuevo día, en altamar las estrellas se vuelven más visibles en la oscura bóveda celeste y mientras la estela de nuestra nave decora con olanes caprichosos el océano, al transcurrir las primeras horas veremos en el horizonte la aurora que anuncia el despuntar de un nuevo día, siempre con la esperanza de que el hoy será mejor que ayer.

No sabemos lo que nos depara el nuevo año, pero debemos afrontar los retos que nos presente, con seguridad y confianza en un mejor futuro para nuestras familias y nuestro querido México.

¡Feliz Año 2022!