Claudia Martín/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- Los dueños de las tierras de 12 ejidos en Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Tulum, trabajan para detonar sus lugares de origen a partir del gran potencial turístico que tienen sus parcelas.

Jesús Emanuel Mis Pech, presidente de la Unión de Ejidos Forestales y Ecoturismo de Solidaridad, informó que desde hace seis años aproximadamente trabajan con los campesinos para desarrollar sus ejidos a través de líneas de acción sustentable.

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Estas líneas se basan en la conservación de recursos forestales, los programas de manejo, cadenas productivas de transformación de productos forestales como son las artesanías, muebles y turismo de naturaleza de zonas forestales entre otros.

“En Felipe Carrillo Puerto trabajamos en el ejido Ramonal donde hay un cenote, ideal para hacer esnorquel, o simplemente disfrutar el paisaje. En un futuro no muy lejano pretendemos abrir senderos interpretativos para ver la flora y fauna. En el ejido Nueva Loría se trabaja con el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) para los senderos de 85 hectáreas en las que hay vestigios arqueológicos”, señaló.

Asimismo dijo que en el ejido Xmaben hay una laguna parecida en la que se pueden realizar paseos en canoa, senderismo y cuenta con cabañas ecoturísticas. En Tihosuco, promocionan el museo de la Guerra de Castas y la Ruta de la Iglesia.

Turismo y cultura en Quintana Roo

“Es de suma importancia para nosotros que la gente conozca la cultura, tradiciones, usos y costumbres de cada comunidad, por ejemplo, en Sacalaca, Kantemó, y Chunhuhub que además de contar con cenotes, cavernas, y otros atractivos se da gran realce a la comida de la región, demostración de bailes tradicionales y hasta la medicina tradicional”

En el municipio de Tulum comentó que trabajan intensamente en el ejido de Jacinto Pat, donde impulsan el proyecto Dos Ojos en el que se puede realizar esnorquel además de buceo.

Mis Pech señaló que al principio los ejidatarios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos se mostraban muy renuentes a desarrollar sus lugares de origen, ante el temor de permitir el acceso de personas ajenas a sus localidades y perder sus tierras.

Sin embargo, con el paso de los años además de mostrar la factibilidad de los proyectos, todos los ejidatarios que participan han generado un crecimiento importante en todos los sentidos.